CALLE “LAS FLORES", UNA HISTORIA EN LA SOMBRA
- mileniolarevista
- 26 dic 2022
- 5 Min. de lectura
Visión periodística: Hugo Miguel Buelvas Posada

Importante resulta mencionar y resaltar a lo público, los valores materiales de las cosas que, de una otra, encierran cargamentos de historias y leyendas dignas de contarse en narraciones concretas de sus tiempos pasados encontrados con el presente.
Esa importancia de valores materiales, es asociable al mismo patrimonio inmaterial, por lo que, esta nota escrita 220 años después de la apertura de “Calle las Flores”, pudiendo llamarse la primogénita del pueblo Mateo Gómez, también es parte de la originalidad nuestra en que un mediodía del domingo 11 de junio de 1944, tropezamos la luz natural. Siendo por ello, válido conocer nuestros antecedentes culturales y de donde propendemos o venimos (aunque sostengamos venir de donde hubo o existió un río) nos ayudará a desarrollar un fuerte sentido de quienes somos en realidad. Incluyendo entonces, las formas en que nos hemos relacionados con las historias familiares primeramente y hemos creado relatos acerca de nosotros mismos ayudando a establecer lo fundamental de la identidad esencial única y auténtica.
No obstante, aparecer publicado el libro “Mateo Gómez: la vuelta de 300 años en el pueblo del río”, aún falta demasiado argumento sostenible en conocer la historia en sí, como también las culturas y costumbres de los otros nativos del pueblo. Hoy por supuesto, es muy distinto llegar a entender la real identidad del habitante mateogomero, dado que, las actuales generaciones humanas suelen hallarse alejadas o distanciadas de aquellas otras épocas, pero, el análisis de ahora, se enfoca a resaltar la productividad sociocultural básicamente del vecindario nacido en “Calle las Flores”.
Primero que todo comencemos por su parte climática, debido a existir la totalidad de 220 años, desde el asentamiento de las primeras cuatro personas, encabezadas por el viejo Redentor Velásquez Páez (sin lograrse saber su originalidad), siendo una de las tantas calles del poblado destapada en tierra firme, registra una temperatura ambiente con leve baja a las pavimentadas en cemento. Corroborando ese ambiente su arboleda. Volver a contar algo de la historia poblana, bien pueda ser la medicina contra las malas decisiones y experiencias vividas en los tiempos, al darnos una mayor comprensión de quienes somos y nos motiva a profundizar nuestras raíces para las generaciones futuras. Todo ello, aterriza en que, la vecindad de un pueblo sea la misma familia, aunque confluyan diversos apellidos. “Somos mateogomeros”.
¿EMPRENDIMIENTO?
Esta terminología, nos parece justa utilizarla aquí, en razón a la vecindad de la Calle las Flores. Hoy hemos aprendido cosas distintas salidas de algunos jóvenes para reconocer el valor cultural de muchísimas personas la gran mayoría fallecidas quienes en sus épocas coadyuvaron a construir la historia propia de un conglomerado social.
Nativas o radicadas personas de la emblemática Calle Las Flores del pueblo Mateo Gómez, les corresponde ahora ser destacadas en sus oficios varios. Comencemos de abajo hacia arriba de cara la ruta principal del Río Sinú:

José Higinio Manjarrez Agámez: músico y peluquero. Hermanas: Ana Beatriz y Hermelinda Perneth Velásquez (del árbol geanológico del viejo Redentor), hacedoras del Bollo Limpio, junto con Carmen Galarcio e hija Ninfa Sosa y Dominga Reyes. Ana Dolores Castro Álvarez (sincelejana) e hijas, Ana Carmela Posada Y Guillermina Wats, modistas o costureras, donde aún suena el crujir del pedal de su nieta, hija y sobrina Ana del Carmen Buelvas Posada. Cleofe Agámez, mujer trigueña y analfabeta, de hacha y machete, dedicada a los quehaceres del campo (recolección del algodón) permanecer todos sus 85 años de vida totalmente con los pies descalzos y calludos. Manuel del Cristo Castro Gaviria, tras ser agricultor, se dedicaba a castrar cerdos, comercializar el tradicional Bollo Limpio al mercado de Ciénaga de Oro, como también remar a pulso de palanca las canoas desde los puertos de atraque de Montería y Mateo Gómez, en las lidias fluviales por el río Sinú a la muchedumbre de bebedores de ron, pero sin empeninarse un solo sorbo de licor. Ema Cuítiva, tejedora en pajitas, Emiro Nel Ayazo, ebanista y tocador de guitarra, Antonio Franco Cuítiva, carpintero y tocador de altofónica, todos venidos de Sampués. Bartola Pacheco, a sus 90 años, usando pollerones largos, era la encargada de alertar sobre el pito distante de las lanchas procedentes de Carttegana. Generoso Naranjo Bedoya, también carpintero viviente en el mismo sitio años posteriores con su esposa Lorenza García Artuz, tendera y jardinera. Santiago Pérez hacedor de abarcas tres puntá. Julián Pinto Buendía, fundador de la primera escuela privada año 1916 y posterior director del también primer colegio público, cuyo nombre lleva la institución educativa del pueblo.
José María López, vendedor de productos agrícolas. Gracia Florez, madre de: Antonio Navarro Flórez (primer y único congresista del pueblo antiguo Departamento de Bolívar), ponente del proyecto Ley Novena que creo el Departamento de Córdoba; hermano, Aquilino Rodríguez Flores, fundador y director del segundo periódico Erial, Eustorgio Caro Sierra, primer maestro de escuela y director del también periódico Esfuerzo. En esta misma línea, nos colamos nosotros, con el tercer periódico quincenario Nueva Opinión y Revista Milenio, respectivamente. De ahí, llamado Mateo Gómez: “Antorcha del Periodismo del Sinú”, asociando a Miguel Marcial Buelvas Sibaja (hijo), escritor y poeta, autor del libro “Loca Sinfonía del Hombre”, por ende, Claudio Pinto Lora, muerto por Covid, primer ingeniero civil y autor de la obra literaria “No me entierres en la nieve y otros relatos”.

Estebana Berna (frintanguera), hacedora de empanada, Joaquina Anaya Berna, bailarina de fandango con el vaso de agua sobre la cabeza. Francisco Gonzales, constructor de la primera casa de palma aún existente en la Calle, en el año 1825. Eusebio Tirado, primer cuidador de gallos finos. Hermanos Leonidas y Feliz Padrón Bermudez, llegados en 1908, procedentes del Puerto Vilches, primeros y únicos creadores de almacenes de telas, gallera para riñas de gallos finos, industria de jabón y el ron “Mister Manny” de exportación a Panamá. Arminda Padrón Pérez, primera maestra de escuela, en la que, Gabriela González Ceballos, nacida en la Casa “González”, una de las principales hacedoras de Bollo Limpio, actualmente viviente con 102 años y la mayor longeva del pueblo.
¿Por qué Calle Las Flores? No podríamos afirmar su origen. Pero de todo su accionar histórico, bien puede ser debido a su floreciente “talento y emprendimiento humano", llegando a este año 2022, con la creatividad de José Vega Henao, ingeniero de alimentos, creador del producto “Vino Pagtronal”, en honor a las festividades religiosas del “Niño Jesús de Praga”, celebraciones realizadas alrededor de 80 años, en fechas diferentes, los días 25 y 28 de diciembre, también los primeros de enero.
A toda la vecindad familiar del pueblo Mateo Gómez, deseamos felices pascuas y muchísimos años en paz.
VIDEO EXPLICATIVO SOBRE LA HISTORIA DE LA CALLE DE LAS FLORES
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