Hace pocas semanas, el economista y escritor cordobés, oriundo de Tierralta, Fernando Antonio Negrete Montes, lanzó el libró "El Poder de la Berenjena", el cual compila una buena parte de su producción publicada en medios impresos; Milenio, les comparte hoy el prólogo de esta obra, escrito por el escritor Juan Santana Vega.
Pasividad transformadora, feliz y pobre
Por: Juan A. Santana Vega
Jorge Luis Borges, quien fue un virtuoso en prologar libros en los diversos géneros de la narrativa, decía en el que escribió para el poemario “Reposo” de la poetisa Elvira de Alvear (año 1939), lo siguiente: “Considero que la función del prólogo es entablar la discusión que debe suscitar todo libro, y evitar al lector las dificultades que una escritura nueva supone”. A renglón seguido agrega “Estas, claro está, son tanto mayores cuanto mayor es la novedad”.
Sin embargo, el autor de “Fervor de Buenos Aires”, remata con este molinete sentencioso. “En el libro común, el prefacio no tiene razón de ser, es un mero despacho de cortesías, en el excepcional puede ser de alguna virtud”.
Así que con lo expuesto por el escritor argentino me arriesgo y, a la vez, me siento honrado y complacido, prologar este nuevo libro “El poder de la berenjena”, de mi amigo Fernando Negrete Montes, colega de profesión universitaria y de quehaceres investigativos, por considerarlo una obra esencial para la cultura sinuana como para la del país en general.
Una vez el lector que quiera enfrentarse a esta obra y llegue al final de este prolegómeno, si fue que se animó a leerlo (muy pocos lo hacemos) se va a encontrar con una compilación de trabajos publicados en diarios locales, durante varios años. El lector tiene, también, la libertad de clasificarlos como bien le plazca: ensayos, crónicas o artículos de prensa; organizados en ejes temáticos: lo administrativo, lo económico-social y temas varios entre los que se encuentran asuntos sobre deportes, política, cultura en general, etc.
A todos los une una especie de cordón umbilical o mano invisible de que hablara su colega Adam Smith, la que puede estar en el estilo que se ha creado su autor en la narrativa que adorna con las filigranas de la literatura.
Pero hablemos un poco de su autor.
Fernando Antonio Negrete Montes, su nombre completo, nació en la población de Tierralta (Córdoba) un nueve de enero. Es de estirpe ribereña para no decir riana con ancestros cotoqueños. El rio Sinú, de alguna forma, le dejó una huella indeleble en su destino. Así se infiere de su primera obra publicada “Lo corriente trascendental” aparecida en 2017, en cuyas páginas atrapa su saga familiar.
Las primeras letras las aprendió en el Instituto Tierralta de su pueblo natal. Los secundarios, parte en el Liceo Montería y parte en el colegio José María Córdoba de Montería.
Su padre, un pragmático, quería que su hijo trascendiera lo provinciano y lo mandó a estudiar economía a Medellín (Universidad de Antioquia). En la Capital de la Montaña, una vez terminado sus estudios superiores se quedó algún tiempo ejerciendo labores que iban desde Técnico en estadística en el Departamento de Planeación de Antioquia hasta docente en el Instituto Social para la Formación Académica.
De regreso a sus lares costeños se vincula a la Fundación del Sinú dirigida por su pariente, el sociólogo Víctor Negrete Barrera. Siendo una especie de protegido de este, nos conocimos e hicimos amigos. Negrete Barrera en contubernio con el pedagogo e investigador José Galeano Sánchez y otros cómplices, lo inician en la aventura de las letras escritas e impresas. No desdeñó el mundo de la radio ni del séptimo arte, donde sus colegas se movían como peces en el agua.
Como Negrete Barrera y Fals Borda, que fueron alumno y Maestro respectivamente en lo de la cultura regional durante una época, Negrete Montes se hizo un pensador y por correlación un buen escritor. No escribe de forma gravosa ni aburrida por lo que se dice de lo estéril y pesada de la ciencia económica. Lo hace con claridad y el entendimiento del escritor que sabe para dónde va lo que trata y para qué sirve la escolástica.
Así que Fernando Negrete con sus dos obras a cuestas ha creado una prosa limpia, traslúcida que incita a la lectura. En la primera “Lo corriente transcendental” escrita en capitulillos, algunos también logrados que parecen revivir el estilo de ciertos escritores españoles del mil ochocientos, por la descripción vigorosa de sus relatos; por ejemplo, José María de Pereda con sus obras “El sabor de la tierruca” y “Peñas arriba”, entre otros narradores.
Volviendo a la obra que me ocupa me animo a decir que esta especie de ajedrez narrativo con más de un centenar de piezas no sería un deleite en la lectura si no tuviera el encanto y la simpleza de la prosa.
En “El poder de la berenjena”, a la larga, lo que Fernando Negrete muestra o ha tratado de demostrar con su obra son partes de temas que requieren una mayor profundidad investigativa. No es improbable que el autor sea consciente de ello.
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