EL SAQUEO DEL ORO Y EL DESTIERRO ZENÚ
- mileniolarevista
- 28 may
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El aún mítico Cerro Higuerón, actualmente gran territoriedad habitada por poblanos de la vereda Frasquillo, sigue siendo el referente de la gran debacle del suelo aurífero del Valle del Sinú. Región en que, también tuvo las consecuencias de la Primera Guerra del Sinú, donde jamás se ha podido saber el número de muertes humanas. Por lo tanto, el Periodismo MILENIO, contará en detalles la cruenta historia.
La presente imagen fotográfica es parte esencial de una composición diseñada por la dirección de MILENIO 2025 en procura de mostrar la historia vivida el año 1844. Acompañada de una ilustración cartográfica del entonces mapa de aquel otro territorio denominado el Gran Sinú. Además de la subregión San Jorge.
CRÓNICA 1ª LA HISTORIA DOBLE DEL SINÚ
HUGO MIGUEL BUELVAS POSADA: DIRECTOR REVISTA MILENIO: LA OTRA CARA DEL PERIODISMO DIGOTAL
Hoy. Alrededor de 181 años, resulta plausible remover la historia vivida, sobre otros suelos del fértil Valle del Río Sinú, en cuanto los desmanes perpetrados por el extranjerismo contra toda una riqueza humana y natural.
Tras la seguidilla de otra serie de golpes, propinados por españoles sobre territoios de la cuenca baja del valle y, la misma ciénaga; el sitio altosinuano, comienza una nueva pesadilla a partir de 1844. La llegada de Luis Striffer, con sus tropas, procedentes de la Francia del siglo 19.
Este hombre barbado, estatura alta y corpulenta, se convierte un día cualquiera de 1844 en el director del primer establecimiento para la extracción de Oro en el Río Sinú, hoy territorio departamental de Córdoba.
El relato de una turba literaria, para aquellos tiempos, usándose un latin burdo de escritura ortográfica, narraba el modo de Striffer de presentarse como un hombre oprimido de la fatalida, era efecto de sus reminiscencias literarias, en dibujar hombres despreciados. Utilizando todo el rigor libertario de la entonces Casa Matriz de Cartagena de Indias (Estado Soberano de Bolívar) como perro por su casa, se posesiona de toda la región altosinuana.
El francés vagabundo y hereje, ladrón de la preciada riqueza aurífera, desconocío el escrúpulo en menos de un año, en una manía de victoria, es apoderado de los bienes naturales del mal llamado Indio. El Zenú perseguido y hasta desterrado de su propia tierra. El aborigen que en bandadas, tan solo sentir la voz alzada del personaje blanco barbudo reconocido como extranjero porque sus aventuras contenían saquearse toda la riqueza natural de aquel otro territorio vallesinuano.
Podria generar algún pesar, 181 años después, no contar con un nativo cordobés, físico, geólogo, hidrólogo, como el hereje de Luis Striffer, además de historiador, filósofoso y literario, no obstate su pesada redacción. Ha sido una historia de terror, engaños, proesas y destrozos de la Madre Naturaleza valle sinuana. Su llegada al Sinú, suele acontecer, 20 años después de la primera incursión de los franceses a la Tierra Bendita del Oro.

Al poseer en nuestra numerosa biblioteca, el libro Río Sinú, escrito por el mismo Striffer (1816), en 1875, la tipografía de Cartagena lo publica. En que, narra todos sus pasajes aventureros hasta 1896. ¿Cual sería su valor osado? Escribirse su propia perversidad. Un claro consentimiento del Estado Soberano de Bolívar, que siempre veía el Valle del Sinú como la esquina del sur de Bolívar.
Siendo sinceros, genera estupor los hechos crueles protagonizados por los hombres del francés. Situación que obliga nuestro periodismo, rehacer el pasado oscuro y tenebroso del Alto Sinú. Ahora en nuevas entregas de crónicas, relacionando las también heregías de las guerrillas, los militares, los narcotraficantes y los corruptos criollos o cordobeses.
Conocer los extravíos de esos pobres seres Zenú y libres que, arrebatados de esas plantas con flores arropadas al paisaje natural, por el espíritu de aquel siglo. Madres, padres e hijos lloraban angustiados por hallarse viviendo su destierro.
Toca decir entonces, el ya reducido grupo indugenas, nada les importaba su fortaleza combativa, imponiendo corajes, como victimas del conflicto francés. Siendo ridiculizados por aquellos hombres tendenciosos y perseguidores contra los hijos del siglo I, los que de manera natural inventaron las primeras terrazas hidraulicas del mundo.
Sobre ellos, los aborígenes, un hombre revestido de Marino, fungía rabioso, mientras Striffer reía a carcajadas, viendo el proceso de extracción de lingotes de Oro, socavado y transportado a las afueras. Entre el laberinto de la pesadilla Zenú, el propio Luis, corta el cabello a unos indígenas, creyendo confundirse con el Oro.
El derrumbe de nuestras riquezas naturales del Valle Sinú, no fue tanto por la presencia del español, el inglés y el norteamericano. La mayor culpabilidad la tiene el francés. Gran destructor del Oro y la Madera. Incluso, aún este siglo 21, continúa empoderado de la Burocracia Tradicional, desde las esferas gubernamentales.
A mediados del siglo XIX, la parte media del río Sinú, entre Ciénaga de Oro y Montería, era aún una zona intensamente forestada, y con una población parcialmente reunida en pueblos y caseríos, o dispersa en los montes. Refieren por 1863 que las llanuras del sur de Bolívar eran áreas insalubres y deshabitadas en casi toda su extensión…pobladas de bosques seculares, repletas de fieras, de reptiles enormes e insectos ponzoñosos…
Como geólogo, ocupó la dirección técnica de la COMPAÑIA MINERA DEL SINÚ, instalada en 1844, que estaba bajo la orientación de JUAN PAVAJEAU y la asesoría del principal accionista VÍCTOR DUJARDIN. Dicha empresa había contratado unos 200 trabajadores para explotar las legendarias riquezas auríferas del Sinú y se había establecido en un punto llamado San Ana al pié del Cerro de Higuerón, en las soledades selváticas de la parte alta del río. Pero debido a los problemas con los trabajadores (los cuales se rebelaron contra las duras condiciones de trabajo que incluían jornadas diarias de 12 horas) y a las escasas cantidades de oro encontradas, suspendió actividades. Con ella habían llegado otros franceses entre los cuales estaba el herrero mecánico LUIS LACHARME.
El francés, precursor de sus ideas traídas y aplicadas al suelo natal, también se entrelazan con el feroz hecho conocido como La Pesadilla del Boche. Un acontecimiento real, narrado a manera de radionovela, como consecuencia del robo de la Tierra Profanada. Por supuesto, honrar la memoria valorada y moralista de Jorge Valencia Molina, emérito profesor de escuelas y periodista. Atreverse escribir otra clase de lingotes, los lineamientos literarios. Cambiados por los del Oro robado por el francés.
Para creer, las actuales circunstancias del tiempo, un literato ayapelense, no nos podrá prohibirnos seguir contando las historias escondidas del Sinú, Ignorando nuestras capacidades conocidas ahora por millares de intelectuales del planeta. Gran parte, la literatura Sinú- Cordobesa, ha sido cosificada por el capitalismo criollo, De ahí, que el departamento, llegue a sus 73 años, huérfano históricamente.
Espere 2ª Crónica: La Historia Doble del Sinú.
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