LEY DE RIO COLOMBIA: ALTERNATIVA A LA CRISIS HIDRICA NACIONAL
- mileniolarevista
- 20 dic 2022
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Erosión Tierralta
Basados en las civilizaciones de los antepasados Zenúes, al construir probablemente desde el siglo I después de la era común, un complejo sistema de drenaje de más de 500 mil hectáreas, permitiendo el control de las inundaciones de los ríos Sinú y San Jorge, especialmente, es decir, 21 siglos atrás equivalente a 2 mil 21 años de historias, partiendo de las proyecciones de “políticas de agua” del presidente Gustavo Petro; y cuando la crisis del recurso hídrico aumenta considerablemente, desde la Dirección de la Revista MILENIO, concita la reactivación de la Mesa Departamental de Medio Ambiente, para comienzos del entrante mes de enero de 2023; con fines específicos de continuar estudiando y debatiéndose las propuestas presentadas al reciente Diálogo Subregión Sinú, llevado a cabo en septiembre último en el coliseo de ferias de Montería.
La inquietud del profesor Francisco Abella Esquivel, PhD, en epidemiología de la Geografía, sociólogo, docente de la Universidad de Córdoba, especialista en temas de erosión costera; en plantear la urgente necesidad de una Ley del Mar, en la geografía del Caribe colombiano, habla entonces de la crisis socioambiental viviente y que según su criterio, sobre las áreas en unos años van a estar inundadas. El experto advierte el creciente problema de la erosión natural y antrópica.
Dice asimismo, en Colombia no se ha podido constituir una ley del mar, existen grandes problemas que no se han podido legislar y de allí que en algunas ciudades del Caribe se esté construyendo sobre áreas que en por lo menos 30 o 40 años van a estar inundadas por el mar, además de la creciente erosión natural y antrópica que debilita el litoral.
Las consideraciones expuestas de manera científica por el profesor Abella Esquivel, tienen gran relación no solo por el deterioro de las cuencas marítimas sino también fluviales, a nivel costa e interior del país. Partiendo inicialmente de las Cuencas Hidrográficas de los ríos Magdalena, Sinú, Amazonas, Cauca, Orinoco y Putumayo. ¿Por qué el Sinú? Debido haber sido el tercero en su categoría navegable y riquezas faunísticas y floras en décadas atrás.

Dadas tales consecuencias, cuando pese a la ubicación geográfica colombiana, no existir datos oficiales de cuantos ríos en esencia posee el territorio nacional. Pero sí, la gran verdad, en los últimos cien años aproximadamente han muertos por crisis ambientales, muchos globos de aguas dulces (ríos, caños, quebradas y arroyos). Situaciones las cuales por acciones antrópicas originadas por el mismo ser humano, en relación a la ausencia de culturas y educaciones medioambientales, tras el arrojo de toda clase de objetos sólidos a las corrientes de aguas.
Importante aclarar, en vista de la persuasión del sociólogo Abella, en Colombia como el resto continental americano, solo existen “leyes de aguas” y en cuanto a mares, también aparece la relativa con las asociadas a “protección de áreas marítimas”. En lo tocante a las aguas fluviales, se haya “el plan de manejo agua y saneamiento básico” visión estratégica 2018- 2030.
“LEY DE RÍO”, FUNDAMENTAL.

Siendo el Río Sinú, bastión de la civilización y cultura anfibia, argumento ponderado por el Presidente Petro, nativo de estos lares geográficos, hoy, tras 21 siglos de las primeras hazañas del hombre Zenú, revertido de talentos naturales en la construcción de canales para controlar las inundaciones; inventos desarrollados primeros sobre el fértil Valle de los Zenúes, a nivel del planeta, por allá en el siglo XVI (tiempo o época tomada por el extinto constitucionalista Carlos Gaviria, para promulgar la sentencia T-194 de 1999) sobre protección de los recursos hídricos de la Cuenca Hidrográfica del Sinú; sea pieza principal, para desde estas mismas tierras, en pleno siglo 21, comenzar a gestarse el valioso proyecto “Ley de Río” en la República de Colombia. Existen sobradas razonas para serlo. Primero que todo, subrayamos un concepto más del profesor Abella Esquivel: “La naturaleza no ha sido estudiada sino para obtener beneficio para los hombres, a lo largo de todos los litorales. No sólo es enfrentar la erosión, sino también el aumento del nivel del mar, que va a requerir obras gigantescas, rígidas y que sólo sirven puntualmente para defender un puerto o un área costera, pero no para detener las inundaciones en la cantidad como se van a presentar en el futuro”.
Aceptable desde el punto de vista tal anotación, pero ante todo, muchos ambientalistas cordobeses vienen analizando fríamente el tema relacionado con el proyecto “Ley de Río”. Científica y políticamente, pareciera factible reformarse la ley de aguas, pero, partiendo de la civilización Zenú, por ejemplo, habría prelación por el agua dulce, esa que se encuentra de forma natural en los ríos, lagos, humedales e incluso en glaciares, distinta a la salada que posee una baja concentración de sales. Respecto la iniciativa, también se viene trabajando en las posibilidades para el mismo mes de enero, sostener un Foro Medioambiental, con Susana Muhammad, ministra del ramo, en donde se tejerán diversas razones acerca del plan.
Las estrategias Zenú del siglo I, puestas al descubierto del mundo humano, 300 años antes que la sapiencia de la ingeniería japonesa, en expedir la primera ley de río, en el año 1.603 vigente hasta 1869, para la realización de obras fluviales bajo el control de las inundaciones. Por cierto, la misma filosofía temática aplicada por el aborigen Zenú, ya ejecutada sobre los albores del siglo XVI con una gran multitud de culturas, con diversas lenguas, formas de organización en referencia con el Medio Ambiente.
La invención japonesa suele darse a partir del siglo 3, muy similar a la aplicada por el Zenú antepasado. Caso parecido: Se dice que el proyecto de control de inundaciones más antiguo de Japón en el expediente se remonta a alrededor del siglo III, cuando terraplenes llamados manda-zutsumi se construyeron a lo largo del río Yodo. Antes de este proyecto, sin embargo, la construcción de instalaciones, tales como balsas de riego, canales de drenaje de agua de riego de los ríos y obras de drenaje para el desarrollo de los humedales, ya habían sido practicadas. Con el crecimiento de la sociedad y la economía y los avances en ingeniería en los años subsiguientes, la función del río aumentó gradualmente en tamaño, y la mejora del río diseñado para el desarrollo de campos de arroz y la navegación se comenzó a realizar. Ejemplos típicos de este tipo de proyectos incluyen la reubicación del canal del río Tone hacia el este para proteger Edo (actual Tokio) y la excavación del nuevo canal para el río Yamato que se llevó a cabo en el periodo Edo (1603-1867). Proyectos en montañas devastadas involucrados principalmente la restricción en el control de la deforestación y el bosque de montaña, excepto en algunas regiones.
El Control de inundaciones en aquella época dependía principalmente de contramedidas locales.

Medidas de control de inundaciones, que fueron diseñadas en función de factores tales como la importancia de la zona a proteger y las características naturales de la tierra, incluida la construcción de terraplenes de diferentes alturas de la derecha y los bancos de la izquierda o en diferentes lugares a lo largo del mismo río con el fin de proteger los valiosos granjas cercanas y campos de arroz y a las comunidades locales. Los terraplenes fueron construidos a lo largo de los ríos, pero no alrededor de las comunidades para evitar que el agua de inundación entrara en ellos, y las zonas de bosques se formaron en los puntos de desbordamiento planificadas para reducir la energía de los flujos de inundación. En las regiones propensas a las inundaciones, los residentes mismos construyeron montículos de evacuación (Mizuka) y refugios elevadas (Mizuya) y botes de emergencia incluso guardados de preparación para las inundaciones.
Tras estas series de crisis hídricas a nivel orbital, tipo medioambiental, pese no tenerse claridad de orígenes del Cambio Climático; la situación de las aguas sean fluviales y marítimas de Colombia ameritan estudios profundos, estando de por medio la posibilidad para armar el proyecto de Ley de Río. ¡¡Hagamos el intento!!
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