Foto: La casa de palma apareció en Montería a mediados de 1600. Como esta, existirán alrededor de 20 en todo el círculo urbano, opacadas por edificaciones y viviendas modernizadas.
Análisis socio histórico: Hugo Buelvas Posada
Mayo de 2023
La capacidad motriz, asociada con los estudios bibliográficos nos hace aterrizar entre los mitos fundacionales de distintos pueblos, civilizaciones y culturas de elementos comunes. De lógica, apuntar la identificación con el animal, rasgo que en la antropología ha sido popularizada la palabra “tótem”. De allí, el surgimiento de los elementos: del fuego, del aire, de la tierra, del agua o, mejor también, del espacio confuso de intermedio entre el agua y la tierra (el barro y la ciénaga).
La misma lógica nos transporta a “Los Monteros de las Monterías”, que siendo término original del español, cabe en nuestra historia geográfica de la ahora “Montería” como pueblo surgido de aquellos cosmos aborígenes dadas sus influencias culturales e identificadas con el animal, el fuego, el aire, la tierra y el agua. Elementos habituales y fundacionales, para irnos a la metafísica de espacios antiguos de manera distintas a los vividos o registrados hoy.
Tocar la antigüedad de “las Monterías” tiene clara evidencia de los “cazadores” penetrantes o arrimados por los lugares selváticos y pantanosos, ubicados en el territorio ancestral de aquella concepción primitiva del mundo y la civilización. Concretamente en los espacios en que, “el hombre se hacía así mismo o entre el mismo”. No podíamos afirmar por ejemplo, fechas exactas o puntuales, mucho menos, referirnos al precolombino o prehispánico, sino, tratar sobre la raza humana primaria de nuestra región Sinú, o también: entre, agua, tierra, aire y fuego.
Nuestra región territorial, llamada “Montería” de manera singularizada por el modernismo evolutivo, bien podría considerarse aldea surgida del arraigo Zenú. En virtud de su escasa historia semejante de la antigüedad, conviene que, las nuevas promociones de antropólogos aunque escasos, se den a la tarea de iniciar trabajos de campo, para los fines pertinentes de hallar los datos en sus rastreos iniciales, enraizados en el pasado.
El mundo humano Zenú, dadas premisas de la antropología filosófica, pudo haber surgido mucho antes de las civilizaciones greco romanas, donde para el primitivo el Sol era su único dios. Pudiendo tratarse de alguna debilidad de los seres antiguos. No obstante, algunas fuentes precisan, antes de la llegada de Colon a la América, 26 mil años antes existían comunidades aborígenes,
Pudiese que, el suelo hoy de la urbe Montería, haya sido penetrado por el hombre primitivo, incluso aparejado con el siglo I, irrumpiendo matorrales, pantanos y entrándose a la selva espesa en donde, los rayos del sol y de la luna hacían resplandecer la claridad y mitigar la extensa frialdad atmosférica o climática, en sus faenas por divisar al tanteo al animal y darle caza, por medio de sus mismas hazañas naturales.
Pudiese así, discreparse un poco de la terminología “una nueva creación del mundo”, debido que, para la metafísica, “mundo” trata o es donde el ser humano se ubica. Puesto que, estos lugares, eran el mundo vivido por los primitivos. Hoy en día, cuando las generaciones humanas contemporáneas conllevan a festejos y conmemoraciones de fechas entre los pueblos; precisamente, aparece el origen mítico, en donde tras de muchos siglos después, Montería pueblo, no una excepción. Pese que los registros notariales, aparezca el 1 de mayo de 1977. Tras Los primeros intentos de “fundación” datan de 1759 sobre las márgenes del río Sinú. Nuestro criterio es que, tal fundación y menos por el colono Antonio De la Torre y Miranda, quien sigue siendo venerada su estatua, como si fuese cualquier símbolo patrio.
Lo de “fundación o descubrimiento”, en donde por ejemplo, suele hablarse de héroes, caso de colonizadores de España, sobre todo, no son ciertos o carecen de veracidad. Refiriéndonos a la América, allí en su contexto Sinú, no podría reconocer lo de fundación y descubrimiento de pueblos, siendo solo cosas plagadas de eventos fantásticos. Hasta convertidos en leyendas. Lo de Roma su origen es de manera mitológica, para citar un ejemplo concreto.
Nuestro criterio de no estar de acuerdo con las “fundaciones y refundaciones de pueblos” (43 en total por De la Torre), comencemos por Colon, la manera de tratar al aborigen americano, calificarlo “indio”, él y sus hombres esclavizaron a muchos primitivos siendo violentados, también al enviar nativos a España para venderlos, muriendo gran número durante el viaje. Mientras que los no fueron desplazados, se vieron obligados a la busca de oro en las minas. Que hoy, tales actuaciones siguen con la explotación de minas ilegales obran de la misma forma.
Facetas las cuales, subrayan una tradición mítica donde se narra cualquier suceso, en el mismo por ende, no ocurra una explicación conocida. Y es donde el académico historiador tiene todas las herramientas de entrar a polemizar debates públicos. El caso de Montería nos invita precisamente a ese encuentro.
Antonio De la Torre y Miranda, aparece a los 234 años después de las herejías (saqueos de oro, asesinato de nativos y destrucción de pueblos del Sinú), siendo soldado y escudero de la Corona Española como fundador. Barbaries cometidas por Alonso de Heredia y quien fuese su fundador del pueblo Mompox y Pedro hermano suyo de Cartagena, entre otros. Caso similar con nuestro departamento: “Córdoba por Sinú o Entre Ríos”.
Foto: La Casa de madera en balcones con tejas de cemento cubierta de zinc, se inauguró en Montería a mediados de 1700. Aún persisten algunas bicentenarias sobre las carreras 1 y 2.
Entre veces, esto de cazadores primitivos “monteros”, sus arraigos pudiesen cubrirse con los cosmos semejantes a la antigüedad mesoamericana. Por ende, la terminología de “monteros”, debe asumirse “raíz etimológica”, que describe su propio origen, clara y perfección gramatical del gentilicio, no el de “monterianos”, refiriéndose al residente nativo que denota, cierta mutación semántica o en el lenguaje o parte de la lingüística de acuerdo al modo expresado: “monteriano o monterianos”, donde se le incluye o anexa el diptongo “ia”, connotando el origen geográfico o racial. Lo correcto es: “montero”. No obstante aclararse, estar el término “Monterías”, lo usual debe pronunciarse o escribirse el gentilicio “monteriense” o “monteriense”.
Gramaticalmente, no conociendo las capacidades y cualidades del maestro de escuela de hoy, lingüístico o licenciado en lenguas decir, española, es de gran relevancia estudiar el gentilicio “ano, ana” (singular y plural). Recordar un inmolado guerrillero expresar sobre la calle 27 frente al parque Laureano Gómez: “Cordobero” o el de un periodista: “Cordobesía”, fácilmente pueden catalogarse de gentilicios frustrados.
Centrarnos solo en lo departamental de Córdoba y de Montería, las costumbres usadas por las autoridades civiles, religiosas y militares, caso (primero de mayo, cumpleaños de Montería), son hechos contrarios a las realidades, más bien mitos o leyendas o de visiones típicas de grupos relativamente aislados. En donde la gran masa ciudadana poco le importa o pasa por desentendida. Tampoco es que, tales actos sean rechazados, sino, desde las escuelas se viene desconociendo la verdad de nuestra identidad cultural.
Como que, un estudio de universitarios tipo sociológico, realizado años atrás, en los seis estratos socioeconómicos, entre el 65% de la población humana, tan solo el 27% se haya identificado “monteriano”. Y el 73% restante, identificado, por ejemplo, bogotano, barranquillero, cartagenero y de otras localidades colombianas.
Las sociologías del poblamiento primitivo Zenú o aborigen, ejemplarizando “Las Monterías” de la era antigua, comparada con la aldea de siglos atrás, nos conduce a la originalidad de la agricultura. Análisis de carácter semiótico, a los signos que en la antigüedad anfibia permitían la comunicación entre el mismo habitante primario. Esos mismos modos, fueron empleados por el cazador “montero” o de las “monterías”.
Habría razones por reconocerse muchos siglos después, precisamente este 2023, la trascendental importancia de los pueblos (este por supuesto) ancestrales y la misma oralidad aborigen, donde en la era actual, atrofiada por un modernismo desequilibrado, descansa la experiencia y la memoria muchas veces presencial de los acontecimientos narrados.
Sin desconocer siquiera, aquellos mundos de la Caza silvestre de los monteros, aplicados a la sabiduría ancestral en la obtención comunicativa interactuada, entre ellos mismos, la utilización del “pabilo” y el “mechero”, muy fácil de entenderlo. Fueron otros mundos en los que, se vivieron las disponibilidades naturales lográndose el descubrimiento de la agricultura, la disponibilidad del agua, tierras fértiles, de lógicas, registrarse otros estilos de vida.
Situaciones naturales que comienzan a cambiar desde la misma colonización española, dando paso a otros modos, tales, la metamorfosis mental y cognoscitiva de la población, generando los comienzos del deterioro medioambiental, hasta llegarse a la contaminación de los suelos y por tanto, la misma producción especialmente del cultivo del maíz, claros orígenes de la aparición de la división del trabajo y mantenerse (Montería) una sociedad jerarquizada en castas (efectos del bipartidismo) reflejado entre sectores subdivididos y fraccionados, con el poder de la cúpula.
Foto: La Estatua del Libertador, inaugurada 20 de julio de 1927, parque de Bolívar, jurisdicción de Chuchurubí, primer barrio de Montería (Ubicado entre calles 22 y 27, Carrera 1 y 14)
Sobre esos lineamientos descansa hoy la oralidad del aborigen de antaño. Hasta el extremo de cosificarse la autenticidad de las civilizaciones y culturas en que, suele surgir el nacimiento de una sociedad humana, la que por culpa del imperio clasista, con otros inventos, las mismas tierras de altas producciones agrícolas, aparecen transformadas en minerías ilegales, deforestadas y robadas o despojadas por los mismos amos o dueños de los poderes feudales.
“La Montería” que este primero de mayo, un alcalde desteñido de la verdad y curtido de la mentira y la falsedad dejando muy lejos la realidad de las problemáticas sociales, salta con el apoyo de una prensa toxica, pero con una crisis profunda, hasta perderse los recursos hídricos del río de los ancestrales cazadores monteros. Bases para afirmar, Montería como ciudad carece de su historia real. La ignorada por el 88,76% de su población, aproximada a los 580 mil habitantes no censados todavía. Donde entre otros acontecimientos históricos se cuentan: la quema o incendiada de 1780, por revueltas de los aborígenes Cuna, Kuna o Tule (hoy viven en el Darién y Urabá) con familias españolas, salvándose los Roca, la primera iglesia en 1872, el alumbrado eléctrico 1911 y el origen de la prensa con el periódico Fiat Lux, 1911. Cómo será, el departamento aún debe los 35 mil pesos cobrados por la autoría del “himno” a cargo del periodista cereteano Rafael Grandeth Valverde.
“La Montería” ahora muestra caras diferentes. Una urbanización modernista, entre lujosas edificaciones “burbujas” sobre el norte y sus alrededores, de caras al cielo; estupendos y complejos locales ponderados y comerciales, conjuntos residenciales; pero de altos peligros socioambientales, con sistemas arcaicos de acueducto y alcantarillado. Total estatus quo, donde una empresa francesa explota a sus nativos, altos precios tarifarios y un agua despotabilizada y privatizada. Y en ese mismo nivel capitalizado, un sistema eléctrico, adueñado del capital antiqueño y español, sin verse perspectivas sólidas de posibles vidas dignas. Con una pobreza generalizada sobre el 87,88%, hambruna del 76,65%, situación alimentaria del 76,88%, miseria del 67,56%, inseguridad ciudadana sobre el 78,54%.
Un catastrófico desgobierno topando el 76,53%. Desatención de congresistas totales, hasta la del Pacto Histórico, sus 19 concejales, sus ediles, inclusos caciques y eventuales candidatos a la alcaldía 56. Una ciudadanía apática del 84,76%. Un sistema educativo divorciado de las crudas realidades en un 68,76%.
El rastreo de las “huellas de la ciudad”, desde las trincheras del periodismo crítico, invita la convocatoria de la ciudadanía a participar en el desarrollo de planes locales, escasos hace décadas, por intermedio de proyectos que evidencien todos los problemas; en donde pueda venir y verse el desarrollo (Ejemplo: su alcantarillado para aguas llovidas, nuevo sistema de acueducto, plaza de mercado, acompañados del Dragado del Río Sinú y mínimamente dos puentes más sobre el río), en donde ha sido desvalorado el proceso pedagógico que, años tras años ha podido haberse desarrollado y no quedarse estancado en lo exclusivamente instrumental y continuar gravitando entre la desilusión y la esperanza.
Así mismo, siendo el sistema de ciudades de Colombia, el principal motor de desarrollo, lo de Montería (70 años) es considerado fatal, con una economía fracturada y solo un crecimiento urbano. Algo conflictivo, hacia el año 2050, la capital departamental de Córdoba, tendría una densidad de población urbana y un bono demográfico, hasta alcanzando el millón 350 mil habitantes, sumamente riesgoso, si para esa mitad del siglo 21, la dinámica de gobiernos y ciudadanía, siguen a la deriva. Conveniente abordar este tema en otros análisis. En resumen, estas son las condiciones actuales de la Montería, del siglo 21.
Comments