HUGO MIGUEL BUELVAS POSADA:
DIRECTOR REVISTA MILENIO
El 11 de mayo, siete días antes de su muerte, en su perfil de facebook, Antonio Mora Vélez, publicó esta imagen con el siguiente texto:
"Así quiero que me recuerden siempre. Hoy, después de apenas un año, gracias a mi enfermedad, soy físicamente otro, aunque con mejores ideas. Y con la creatividad literaria en pleno funcionamiento. He publicado 33 libros, conservo siete inéditos, tres novelas y dos poemarios entre ellos. Y sigo escribiendo."
TOÑO MORA: UN LIBRO….
Excelente “oración” de un sentido completo y autonomía sintáctica. Nos guía a entender las razones de ese “conjunto de muchas hojas de papel u otro material que, encuadernadas forman un volumen”. También: “obra científica, literaria o de cualquier otra índole con extensión suficiente para formar volumen, que puede aparecer impresa o en otro soporte”.
Un libro, puede formar parte de esas cosas que necesitamos en nuestra mesilla de noche antes de dormirnos, como el vasito de agua o el despertador. A través del recuerdo que nos ha dejado o releyéndolo, podemos encontrar a ese eterno compañero.
“Un libro abierto es un cerebro que habla; cerrado un amigo que espera; olvidado, un alma que perdona; destruido, un corazón que llora”. (Proverbio hindú).
Esta mañana al levantarnos, fijamos el pensamiento en “Glitza”, la muchacha tenida como personaje principal del primer libro de Toño Mora. La mujer vestida de traje colorido. La que solo el escritor la conocía por imaginación. Glitza, libro que, se convierte en el fiel amigo y compañero del gran narrador literario.
Hay libros que te ayudan a crecer, a comprender la vida y a entender mejor a ti y los demás. La huella literaria de Toño Mora, queda imborrable sobre las paredes y los aires esparcidos de aquel recinto último que el escritor de “Glitza” visita, exactamente 4:05 de la tarde del viernes 17 de mayo (salón de la Biblioteca David Martínez).
“La otra orilla del río” y “La piedra de Alienígena”, últimos dos libros, pensados, analizados, reflexionados y escritos por Mora Vélez. Par de obras literarias que el destacado en género de la “Ciencia Ficción”, el poquito de vida reservado, le alienta, dirigirse de su cuarto de estudios, abordar el auto, dirigirse al sitio, explayar la vista a lares de su amada Montería; sonreír burlesco, coqueteándole a compañeros del “Bocachico Letrado”. Subir al piso dos y entrar por la puerta grande, sentarse y acomodarse a gusto. Leer las últimas palabras también, para embellecer el acto de lanzamiento.
Son cosas de la vida en los tiempos del “hombre en busca de sentido”. Milagrosamente descubrir esas epopeyas, contadas en sus rimeros de libros, elevar las hazañas de un héroe mediante el hecho de explicar las razones de ambas obras, aunque, sobre el mismo, parecieran caminar por senderos opuestos, pero con igual calidad.
Hoy que, el eco de la voz de Toño Mora, se apaga, es de creerse sus dos nuevos libros, contextualizan gran interés, hasta muchos sin saber la importancia que podrían tener en la Biblioteca David Martínez, por ende, en la población humana tan sentida por el literato.
Toño, aún horas antes de su viaje final, los ademanes le inducían, dirigiéndose al auditorio; levantar la cabeza mientras cotejaba las palabras y divisando en sí el almacenamiento de los libros, generándole mucho significado, al momento de dar a conocer, “La otra orilla del río” y “La piedra de Alienígena”.
Fue el instante de percibir, otro, pero el mismo Toño Mora, de voz sonora decadente. Sin esperar siquiera, qué sucedería las 24 horas después: representaba confianza y seguridad, moviendo una de sus manos y leer en el balcón al caer la tarde donde nadie le molestara, fue para el abogado y maestro universitario del Derecho, el mayor de los placeres: Despedirse de la sociedad sucia donde sus ideas revolucionarias batallaron, aun no pudiendo ver o conocer jamás, el verdadero cambio.
Tan pronto supimos el desenlace final, esta mañana dominical de clima ardiente, nos inclinamos a la biblioteca, agarrando dos libros: “El Decamerón” y “Los Miserables II”. Ejercitando la mente respecto las características humanas de Antonio Mora Vélez.
“Es humano tener compromiso de los afligidos, y si en cualquier persona parece esto bien, debe exigirse aún más, en aquella que necesitarán consuelo y lo encontraron en otros” (Giovanni Boccacio).
“La Casa Secreta”: pieza literaria de Víctor Hugo, bastante acorde con el final de la era Toño Mora. “La citada casa se componía de un pabellón con un solo piso, de dos salas en la planta baja y dos habitaciones en el primer piso, abajo una cocina, y arriba un tocador, bajo el techo un granero, y el conjunto precedido por un jardín, una ancha verja que daba a la calle”: (Los Miserables II)
El Toño Mora de los afanes, el cubierto de un paragua, oriundo de la Barranquilla de antes, enamorado de su Getsemaní, sector coloquial de la Heroica, atraído por las aguas del Río Sinú, las revueltas estudiantiles del extinto Conalco, las tomas de las tierras La Granja; que junto a Rafael Yances y Víctor Forero, fundan el hoy populoso barrio del mismo nombre.
El legado literario de Antonio Mora, no solo queda en su “Glitza”, sino en: “La otra orilla del río”: género novelesco que narra sobre la realidad política de nuestra provincia y la picaresca regional. “La piedra alienígena”: una colección de cuentos breves de literatura fantástica y ciencia ficción, escrita en un estilo llamativo para jóvenes.”
Por ello: “las novelas nos ayudan a ver que la vida está llena de experiencias, unas mejores, otras peores, pero que esa es la vida y que solo se aprende a vivirla, viviéndola.”
Sinceramente, dos obras que para su autor, significaba otra vida, en la que ahora aparece, mudo, pero, sus años vividos dentro de mundos literarios, en la Casa Secreta, le agrandan su “inteligencia emocional”. El amigo de Toño, no le era el compañero de tertulias. A través del tiempo lo hemos vuelto a leer, comprendiendo entonces: “Su mejor amigo- el Libro”.
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