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CAÑO BUGRE: EL ADIOS A UNA HISTORIA


Foto: Toma parcial del mapa hidrográfico del que fuera “CAÑO BUGRE” fuente de agua dulce que bañaba el pueblo de Cereté.  La Dirección MILENIO tuvo a bien, cortar el croquis por “ignorarse” la ruta principal Río Sinú que abarcaba los pueblos: El Quemao, Retiro Los Indios y Mateo Gómez. 

 

Prácticamente tardaron 522 años de bautizado “BUGRE”, al indígena Zenú que, en 1501, fue hallado navegando por las turbulentas aguas del Caño circulante hacia el pueblo Cereté, para desaparecer tan coloquial fuente hídrica del panorama Cuenca Hidrográfica Río Sinú,  ubicada en el hoy Departamento de Córdoba.  


El año 1.501, Juan De la Cosa, navegante y cartógrafo español,  quien acompaña a Cristóbal Colon en su tercer viaje a la América; recorriendo el Rió Sinú desde el Mar Caribe, tomando el brazo direccional de Cereté, encuentra un tumulto de Zenú sobre las riberas, bautizándolos “BUGRE”, trato ibérico al hombre sucio.  


De ahí surge el nombre  “CAÑO BUGRE”, un afluente de la Cuenca Sinú que, de acuerdo a los parámetros lineales de la geografía hídrica, parte de los alrededores sur del pueblo Cereté bifurcando sus aguas con destino hacia la Ciénaga Grande, pasando por diversos caseríos. De la Cosa, se constituye en el primer español que pisa tierra del Valle del Sinú.  


Foto: Viejos cereteanos “lagrimean” al recordar estas escenas de la enorme subienda por su coloquial “Caño Bugre”. 


Tras ser Cereté “Pueblo de Indios”, catalogado así por la Corona española, su pequeña y rica hidrografía, dados Caños Bugre, Los Sábalos y Martínez;  los dos últimos borrados del mapa hace más de 10 décadas; fue también asentamiento de tribus Zenúes.   


Caño Bugre, aparejado con el Río Sinú, fue fuente hídrica de gran navegación, a través de lanchas pequeñas  atravesando los pueblos de: El Quemao, Retiro Los Indios, Mateo Gómez. Entre veces, se encontraban con las lanchas procedentes de Cartagena y Montería. Tiempos en que, el habitante de diversas localidades utilizaban las rutas del legendario Sinú, para su comercialización de productos agrícolas.  


Transcurridos más de cinco siglos, MILENIO enfatiza respecto a muchísimas historias del otrora Caño Bugre. Siendo así mismo, centro dispensario del comercio de poblaciones integrantes de la Cuenca Sinú Medio y Bajo. Recordar épocas decembrinas y de las Semanas Santas, nutrirse de romerías de pobladores llegados por las aguas en canoas y a burros, mediante los caminos ancestrales de la subregión.  


De otra parte,  corresponde ilustrar las actuales generaciones humanas del abundante recurso hídrico que circundaba al pueblo de Cereté, incluso desde mucho antes de constituirse la América.  Pudiendo preguntar hoy, quienes han sido los responsables del deterioro medioambiental del Caño Bugre. Por ende toda su cuenca hidrográfica.  


Podemos hasta dudar, si fue el habitante criollo o el sirio libanés, dado que los segundos, al lado del español, tienen parte directa en la “Deforestación” tanto del Río Sinú como del Caño Bugre. Ellos fueron quienes asumieron las extensiones de tierras vírgenes y fértiles, al lado de la Baptista o la apodada “Fundadora de Puebles”.  


Siendo entonces, la pérdida del Caño Bugre, parte esencial del arribo del “siriolibanés” al área del Medio Sinú, concretamente al pueblo de Cereté, aún en los actuales momentos la mayor territoriedad pertenece a tan distinguido “Clan Familiar”.  


La historia del Caño Bugre sigue ahora dando vueltas y vueltas dentro de la misma geografía territorial de Cereté: donde al cabo de siglos, el entrante alcalde del municipio pertenezca a la “Turcocracia”, Said Bitar, ejemplo clásico del asunto.  



 “Bitar” un apellido que apenas va entrando al seno de los linajes “siriolibaneses” cereteanos, tales: “Los Chagui, Sáker, Saab, Barguil,  Calume, Spath”, entre quienes  han sido los dominantes del sistema capitalista y político del “Contubernio” de los llamados “Turcos”.  

Esta clase de gentes, pese vivir de todas las riquezas del suelo territorial cereteano, parecieran ser los “auténticos enemigos del recurso agua del Caño Bugre. Había pues, la  imperiosa necesidad de decir las cosas como son. Pues entonces, la “muerte del caño cereteano” no podría quedarse así por así. El apellido “Rhenals”, también es originario del extranjero.  

 

Por tanto a la par de la muerte del Bugre, ¿será que también el “criollismo sinuano” lo acompaña en su funeral? Preguntamos: ¿Qué se hicieron los intelectuales cereteanos puritos?  ¿A dónde quedan sepultados sus pensamientos? Casos concretos: “Cerebro del Sinú”. Tanto familias y apellidos criollos botados a las charcas, así como pedazos de trapos sucios y viejos.  

 

En este siglo 21, no vemos pujar al cereteano puro. Más bien, arrodillarse al foráneo siriolibanés. Para colmos, la industria lechera en poder del antioqueño,  Alvaro Uribe Vélez.  

 

Existe una sentencia de la Corte Constitucional declarando al Caño Bugre como patrimonio medioambiental de la sociedad cereteana, pero, no ha habido dolientes que hagan respetar las leyes.  

 

Tal fuente hídrica, hasta los años 70 era escenario de “subienda de peces” para estas  épocas decembrinas. Perimiéndose a los alrededores del puente metálico,  rimeros de "“chinchorros” o “trasmallos” y “atarrayas” donde el hombre de agua peleaba con el  “coleo” del bocachico.  

 

 

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