Foto: Destacando sendos valores dentro de la “Crítica Literaria”, el Consejo Editorial MILENIO 2023, se enorgullece seleccionar a: Wilfrido Mendoza Romero- Félix Hoyos Lemus y Antonio Mora Vélez, en su primera apuesta de reconocimiento a sus obras y actividades profesionales en virtud de: “ESCRITURA Y LECTURA CRÍRTICA”, hecho primero en la historia del Periodismo Latinoamericano. Tras darse inicio a un nuevo sistema de PERIODISMO subcontinental surgido desde las tierras del Valle Sinú, en la modalidad aparejada con la “Filosofía y la Sociología” de cara al análisis.
EDITORES MILENIO 2023
Ser parte del mundo digitalizado, demuestra vivirse en la “ERA POSMODERNA”, en donde la humanidad asemeja otros aspectos naturales; aunque, sigamos cosificados por el “cuento de globalización” que, a nuestro modo de entender, son los “coletazos” del “capitalismo” envuelto en el destructor “colonialismo”.
Muy dignamente, el Consejo Editorial MILENIO, en la despedida del 2023, comienza por reconocer tres de sus incontables suscritores, destacando sus momentos de goces y adversidades, a través del conocimiento, el pensamiento, la escritura y la lectura: lo que hemos denominado: “ESCRITURA Y LECTURA CRÍTICA”. Primer eslabón de reconocimiento a quienes años tras años han sido guardianes literarios del periodismo ejercido por la REVISTA MILENIO.
Son ellos: ANTONIO MORA VÉLEZ, FELIX HOYOS LEMUS Y WILFRIDO MENDOZA ROMERO.
Los tres, aparecen dentro del contexto literario de la “Lectura y Escritura Crítica”, por cuando sus obras presentan un análisis profundo de un texto que no solo es descifrar lo que se dice, al contrario, da a entender sus puntos de apoyo y describir posibles contraargumentos y mensajes implícitos o interpretativos. Siendo su contenido desde distintos puntos de vista.
Tres personas marcando distintas y comunes sociologías: “ambiental, del arte, de la ciencia, de la comunicación, del conocimiento y de la cultura”. Pese proceder de sitios espaciales diversos: Toño Mora, del norte caribeño, Wilfrido Mendoza y Félix Hoyos, de los lares cenagosos y el resguardo Zenú.
Entrelazando tres formas distintas de estilos literarios: el primero propulsor de la “Ciencia Ficción”, el segundo en línea; gestor del aborigen milenario y el tercero de ellos: acucioso de la ciencia y el folklore. Pues, el trío es, de la Academia tanto en el Derecho y la Filosofía. Estrechamente ligados con las Ciencias Sociales (área poco ensañada y enseñada desde las aulas escolares), tal vez, ignorarse su misma esencia contextual.
Los tres, por supuesto, proceden de costumbres milenarias. Mora Vélez y Hoyos Lemus, del mestizaje “europeo- criollo”; Mendoza “purito Zenú-africanizado”. Hoyos y Mendoza, devotos religiosos santuarios. Entre ellos: emana el calor y el olor a “agua cristalina cenagosa”, “el zumo mezclado de la hoja de caña flecha”, “vela derretida”, “pasos de los ritmos de porros en fandangos y corralejas”: “ardor por callos de látigos tiesos de abarcas tres puntá”, “sabores de minguí fermentado”, “panocha e coco”, “yuca azá” y demás cositas mezcladas entre el costumbrismo “Finzenú – Cenú”.
“TOÑO MORA”, cariñosamente, emblema de “bailador de porros viejos pelayeros, hasta las noches de 31 decembrino en Suecia. Pero, sin conocerle un “chiflido” o un cantar salido de su garganta. Ducho y veterano escritor, abogado y profesor universitario, hoy a su edad madura y trajinada, vuelve a revolucionar el mundo literario, desde narraciones costumbristas por medio de su reciente obra “Jugando contra el tiempo”.
Trabajo plasmado en género de novela casi autobiográfica, repleta de cuentos, ensayos, crónicas y anecdotarios esbozados en charlas, tertulias y libros, respecto su propia vida desde cuando pega el primer chillido hasta cuando ya crecido y profesional del Derecho es designado Juez Promiscuo Municipal de Tierralta, sur del Departamento de Córdoba.
La novela Mora: “Jugando contra el Tiempo”, su estructura realista lineal y cronológica refiere sendos pasajes de muchos acontecimientos, done su protagonista maneja y conduce los vaivenes de la lingüística con fines de retroceder a su niñez, proseguir grandes recorridos y aterrizar a una realidad novelesca sobre la vida azarosa entre muchos aspectos históricos,
Toño Mora, mediante incalculables palabras transcritas al papel, pensarlas e idearlas, refiere casi textualmente series de episodios ocurridos mucho después de su inquieta niñez conviviendo con sus padres, hermanos y demás familiares en la otra Cartagena de Indias.
Llegar a memorizar muchos pasajes vividos cuando niño y joven en el popular y antiguo barrio Getsemaní, un sector de la ciudad de Cartagena donde sus orígenes fueron una isla a las afueras de la capital del Departamento de Bolívar, sitio amurallado separado de la urbe en los precisas épocas coloniales siendo el suelo humedecido por las aguas marinas, en que vivieron decenas de familias esclavas llegadas desde África al primer puerto marítimo de Colombia y asentarse en tan acogedor sitio emblemático de La Heroica.
“FÉLIX HOYOS LEMUS”: Nativo del pueblo de “santos”, Chimá, tierra donde aún “las abarcas se pudren” de las aguas corridas anegando las callecitas. En que, “la cherita” se come frita con arroz zumo de coco y algunas mujeres yendo a misa portando “chales” sobre la cabeza. Muchacho de abarcas de látigos reventados y de pies descalzos. Su emigración temprana lo concierte en grande del saber y el pensar.
Haciéndose abogado, profesor de cátedra en la Universidad Nacional de Colombia en aquella entonces fría bogotana. Insigne académico, especializado en el extranjero, cuentista, escritor documental, narrador de la cultura religiosa, compositor de música popular, autor de libros y analista de radio. Especialista en Derecho Administrativo y Magister en Derecho Internacional y Organizacionales de la Universidad de París XI. Coautor de la Ley Proesrampilla Hospital Universitario Nacional de Colombia.
De estirpe Zenú, siendo el primer hijo del pueblo inspirarse en una tradición religiosa para componer una canción a su santo patrón que también se venera en Ascoli, Italia, “San Emigdio”. Lineamientos lingüísticos que Félix con su acento chimalero afirma: “Yo diría que San Emigdio es el patrono oficial de Chimá y Santo Domingo es el santo popular así no esté canonizado. La razón de una mayor popularidad es que el Gran Domingo Vidal es hijo nativo de Chimá mientras que San Emigdio nació en Tréveris (Alemania). Se quiere más al local por razones obvias”.
La letra de la canción es muy diciente porque se basa en la historia de las persecuciones de los emperadores romanos, especialmente Diocleciano, contra quienes predicaban el cristianismo. Muchos mártires dejaron tales persecuciones, entre ellos San Emigdio, tragedia que sólo finalizó bajo el emperador Constantino, que abandonó el paganismo y se convirtió en cristiano..
“…Chimá es un pueblito sano que a San Emigdio venera”, es un estribillo, del texto escrito por el abogado y profesor universitario, orgullo nuestro, Félix: Tema “A San Emigdio”, composición grabada: Acordeón: Almes Granados, el rey de reyes. Canta Ivo Díaz. Autor: Félix Hoyos Lemus.
Ahora aprovechando el momento, el pueblo de Chimá ha estado en deuda, por no reconocer tras cumplidos 208 años de los escenarios bélicos aquí a nuestro frente, el Parque Central, por lo menos distinguir la historia y llevarla a los estragos de las enseñanzas a través de la Institución Educativa Santo Domingo Vidal.
Conociendo todo este historial enjuagado o matizado de aires musicales, gran generosidad de Félix Hoyos Lemus, es de amplio conocimiento público, ser merecedor de un extraordinario reconocimiento por parte del Concejo Municipal de Chimá y que, mediante nota de estilo, en un acto público, principalmente la antigua e histórica plaza, sea objeto de orgullo chimalero. Reconocimiento que se le negó en la presente legislatura local, de parte de un presidente “inepto y mediocre”.
WILFRIDO MENDOZA ROMERO: hombre de abarcas látigo negro tostado. Portador de sombrero de vueltas alón. Formado en la enseñanza pública, nativo de la aldea sabanera “Huertas Chicas”. Persona de poco hablar, pero claro y directo en sus expresiones. Razona reflexiona con el análisis realizado de las cosas en común. Su lingüística la adorna con el saludo ameno. Además de educador de “Ciencias Sociales”, es un filósofo de la vida. Atributos que le hacen formar sus propios valores, donde asocia la historia, la cultura, la política, la economía y el ambiente de la naturaleza.
¿El por qué iniciar exhibiendo algo de la personalidad? De veras, el periodismo MILENIO, había tardado mucho en al menos, dedicarle unas notas al docente e historiador “WILFRIDO”. Fue el quien por muchos años alimentó el contexto literario de la entonces en físico, “REVISTA MILENIO”. Sus rimeros de crónicas de caracteres étnicos, dieron alta credibilidad a las publicaciones periodísticas.
Las letras plasmadas en palabras y frases en libros pedagógicos de sus clases diarias dictadas varias décadas a centenares de muchachos y muchachas, por medio de la Institución Educativa “Santa Rosa de Lima”, más la coordinación de los eventos anuales de literatura; le hacen coincidir con la realidad de la vida natural. Los concursos departamentales de cuento estudiantil.
Su vestimenta usada en el campo y pueblos de comunidades aborígenes, le hacen confundir con cualquier labriego. Wilfrido, es una persona que siempre vive a la par del andar cada sociedad humana. Su adaptación al multiculturismo geopolítico lo convierte en un generador de la Sociología popular.
“Un canto a Tuchín”: precisamente es una pieza musical de la autoría de este hombre camuflado de campesino que, cuando sale a la ciudad su identidad no cambia pese su vestimenta. El profe “Wil”, es de ideas progresistas. Por ello, las notas de la canción a ritmo de porro sabanero tapao, en honor a Tuchín; perfectamente caben en la sociología del habitante de los territorios étnicos.
El contexto literario del porro “Un Canto a Tuchín”, untan al hombre filósofo e historiador “Wilfrido Mendoza Romero”, con la focalización de grupos etnonacionales en un sistema de gobierno en compartir sentido de identidad nacional. Que esta pieza musical, sea tomada por la comunidad tuchinera como su himno oficial.
PORRO TAPAO: UN CANTO A TUCHÍN- AUTOR: WILFRIDO MANUEL MENDOZA ROMERO. BANDA LA BELLO COLOMBIA. CANTA: BRUNO BELLO GARCÍA
"CADA VERSO ES UNA CONSTRUCCIÓN VERBAL, QUE SE ESPARCE SOBRE EL UNIVERSO HISTÓRICO Y, DE LA RESISTENCIA DÉ UN PUEBLO TENDIDO SOBRE LIENZOS DE FIBRAS"
Sinceramente, el tema musical, ya montado a la producción discográfica con su arreglo de partiduras y vocalización; entona los hilos del caribeño y por ende, el artesano que conserva la identidad racial; de hecho, hacen mezclar los matices del auténtico folklore del pueblo Tuchín. Siendo su misma sociología: el habitante vivido de la caña flecha, el machete, el calabazo, la invención de confeccionar figuras entre trenzas y trenzas, pintadas en que se fotografía la Madre Naturaleza. Pero que, el aún “cacicazgo” local mantiene excluido el valor de tan pura raza humana.
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