El Departamento de Córdoba, cumplidos 70 años de creado, a partir de 2023, su nueva historia, contará con dos nuevos hijos al Senado de la República: Domingo José Ayala Espitia (docente) y Catalina Pérez Pérez (aguerrida luchadora social). Representantes de dos nuevas curules del próximo partido político Pacto Histórico.
La entrada al Congreso de la República, por ambas personas de hecho, cambia el mapa político tanto en lo nacional como departamental. Sobre todo, marcando nuevos rumbos o rutas de la geopolítica regional, pese a generarse otros moldes socio políticos de cara a otros arraigos legislativos en torno de hallarse visiones más libertarias en valoración y desarrollo encaminado hacia criterios objetivos, situaciones jamás conocidas por la misma masa ciudadana cordobesa. La llegada de Ayala y Pérez, al seno del congreso nacional, se da debido la renuncia de varios senadores, con aspiraciones diversas y el vigente nombramiento de Angélica Verbel, a un cargo nacional. Revelaciones de fuentes oficiales.
Hechos de gran trascendencia política, sobre todo, para el Departamento de Córdoba, una vez más, gestando modificaciones en el próximo Pacto de cara a las elecciones de gobernador, alcaldes, concejales y diputados; elecciones fijadas para el domingo 29 de octubre de 2023. Dada sus circunstancias, la cobertura y participación popular tomará rumbos distintos, muy diferentes con el tradicionalismo manejado durante setenta años. Dado constituirse un nuevo peso electoral, abrigando posibilidades de entonces sí, poder contar con candidatos de características y cualidades humanas bastante diferentes y con programas atinentes a la problemática social. Que por nada sería contrapeso a los senadores tradicionales, sino un equilibrio de fuerzas legislativas, sumado a la lista nacional.
AYALA ESPITIA- EL DOCENTE ACUCIOSO
Domingo José Ayala Espitia, es un docente visionario, un hombre de propuestas, un dirigente nacional, integrante del Comité Ejecutivo de FECODE (fiscal en ejercicio), que lleva 32 años al servicio del magisterio y de las comunidades más vulnerables. Parte integral de la tendencia política Unidad Democrática (UD) a su vez, del Polo Democrático Alternativo, persona respaldada en su aspiración por sectores populares, el magisterio colombiano, campesinos, comerciantes, comunales, obreros, indígenas y profesionales de diversas áreas del conocimiento. Doctorado en asuntos pedagógicos, entre otros.
Ha dedicado su vida a luchar por lo menos favorecidos, presentado a la candidatura del senado como una gran opción para representar los intereses del pueblo colombiano y de los maestros; buscando que las propuestas del gremio docente se convirtieran en leyes, planteando una educación pública de calidad, universal, gratuita y administrada directamente por el estado, desde preescolar hasta la universidad.
Su voz pausada y entonada expresan ideas programáticas propias de su conocimiento y experiencia. Centra su discurso en la verdad, la unidad y el respeto por sus semejantes. Le habla al docente, al obrero, al artesano, al campesino, al ciudadano de a pie. Es un reformista que plantea acciones legislativas que brinden beneficios colectivos al pueblo colombiano.
Domingo José, es un campechano nacido en el pueblo rural de Cotorra, integrante de los 30 municipios cordobeses. Es un educador que brinda la confianza necesaria para representar las voces populares en el congreso de la República. Tener en cuenta, entre sus propuestas de campaña: convertirse en un legislador para el cambio, moldeando las ideas del hoy Presidente Petro. Hacerse integrante de la reforma al sector o sistema de salud, abnegado defensor por el estatuto único de la educación colombiana, que, junto a su colega Catalina Pérez Pérez, propender por la lucha y la defensa del sector agrícola y el medioambiente.
CATALINA PÉREZ: DEL EXILIO A “CONSTRUIR EL PAÍS DISTINTO”
Catalina Pérez Pérez, una mujer campesina hija del Caribe colombiano. Nacida en el sur municipal de Montería, forjada arando el campo, recibiendo los rayos solares en su cuerpo. Mujer de hacha y machete. Entendió desde muy joven la importancia que tenía la organización para transformar la vida del campesinado empobrecido por los terratenientes. Siempre apegada por la producción de la tierra, pero nunca se le ha tenido cuenta.
La histórica dirigente campesina del Caribe colombiano, aguerrida luchadora social, le ha costado mucho. Sufrir los rigores del poder político, la oligarquía y el sistema estatal colombiano. Amiga de lucha de Gustavo Petro, hoy a punto de vestirse como nueva senadora por el Pacto Histórico, Catalina Pérez Pérez, habla con VOZ sobre su vida política, que inició en la ANUC-Sincelejo, el exilio de 22 años y su regreso, las problemáticas del territorio que la vio nacer y los compromisos con el campesinado que espera la implementación de la Reforma Rural Integral.
“Ingresé a la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos, ANUC, y participé de ese gran movimiento que tenía la consigna de “la tierra es para quien la trabaja”. También estuve en la vida política de la región con la experiencia del Frente para la Unidad del Pueblo, FUP, en 1978 con nuestro movimiento la Democracia Popular. Luego nos adherimos al Nuevo Liberalismo buscando la esperanza con Luis Carlos Galán, un hombre que sin duda tuvo un pensamiento libertario y que fue asesinado”. (Fuente periodística- periódico Voz)
LA LUCHA POR LA TIERRA Y EL EXILIO
¿Cómo fue la experiencia de luchar por la tierra en medio de un escenario violento para los liderazgos campesinos?
-En ese momento la represión fue muy grande en la región. La organización campesina, que era muy fuerte, tenía información que mi vida corría peligro y me trasladaron en 1983 a Sincelejo. Allí estuve fortaleciendo la organización, especialmente a las mujeres, porque nosotras en cada toma de tierra hacíamos un comité femenino.
Finalmente, Amnistía Internacional me saca del país en 1988. Terminé en Viena, Austria. Fueron 22 años en el exilio. Allá me involucré en el activismo internacional para dar a conocer la lucha del campesinado y las experiencias de las tomas de tierra. Impulsamos la Casa Cultural Colombiana para mostrar en Europa lo bello, la cultura, la música, la danza, la gastronomía, las bebidas típicas, etc. Dimos a conocer otra faceta de Colombia en el exterior.
¿Cómo se da su retorno? ¿Cómo encuentra el país después del largo exilio?
-Regreso al país en el 2009. Encuentro a Colombia más pobre por la violencia desatada desde finales de los ochenta hasta esta época. Observo el despojo de las tierras a los campesinos y que muchos de ellos terminaron en las calles haciendo parte de los cinturones de miseria. A pesar de este escenario, me entusiasma la lucha de las organizaciones sociales en resistencia, especialmente de las mujeres. Me quedé ayudando a fortalecer el tejido social y organizativo, y es allí que me vinculo a la Colombia Humana, movimiento que lidera Gustavo Petro.
La mal llamada “revolución verde”, ha monopolizado las semillas y ofertan los paquetes de agro tóxicos que acaban con la vida de la tierra y el agua. El despojo ha impuesto en los territorios los monocultivos de palma aceitera y de teca. Otro fenómeno es la “desculturización” de nuestra tierra con nuevas especies, como pasa en La Mojana con los búfalos, que han matado los humedales que servían como esponja para contener cada año las inundaciones y así evitar tantos desastres que perjudican a la gente que vive en el territorio.
También la minería indiscriminada, que destruye nuestras montañas y contamina los ríos, como el San Jorge, Magdalena y Cauca. El campesinado no puede producir como antes porque lo han relegado a territorios improductivos, a las tierras incultas o territorios inundables.
Por eso estoy convencida que con el Pacto Histórico impulsaremos una verdadera reforma agraria, donde queremos reestructurar el Ministerio de Agricultura y el Banco Agrario para que el campesino tenga tierras donde producir, crédito con intereses bajos y educación para aportar al progreso de la región. El Caribe tiene que volver a ser la despensa agrícola de Colombia.
ACUERDO DE PAZ Y MUJER
-En el Acuerdo de Paz el principal punto transformador es sobre el tema de la tierra, que como todos sabemos es una de las causas de la violencia y el conflicto de nuestro país. Después de cinco años de la firma, los liderazgos campesinos que han luchado por restitución de tierras han sido asesinados mientras persiste la violencia en los territorios.
Nosotras creemos que para parar esta nueva violencia se tienen que implementar los PDTS, para que sean las comunidades quienes decidan que quieren hacer en el territorio. En nuestro caso, ni en La Mojana ni en los Montes de María sabemos quiénes tienen la tierra y como la producen.
Como bancada parlamentaria del Pacto Histórico nos comprometemos a impulsar el punto uno de La Habana que es la Reforma Rural Integral con créditos, asistencia técnica y vías terciarias, para mejorar la economía del campesino a partir de la estabilidad en los precios y mercado justo, la democratización de la tierra para que el campesino sea libre y decida en su territorio que le sirvan a la vida, la libertad, a la alegría y cultura, porque la cultura viene de la agricultura.
¿Es la hora de las mujeres en la política colombiana?
-Como mujer defiendo que se nos tenga en cuenta en las decisiones estratégicas del país. Nosotras impulsamos la economía y la política de la vida. Ahora, como mujer campesina me comprometo a que cuando se vengan las titulaciones de la tierra, a las mujeres se les titule por igual y que ellas sean las que tengan parte de decisión en la vida económica del hogar campesino.
Desde el Pacto Histórico hacemos un llamado a la mujer a participar activamente en la política y transformarla. Una mujer que participa en solitario en la política se transforma, pero si somos muchas las mujeres que participamos en la política, sin duda, transformaremos el país. Ese es el objetivo. (Texto entrevista periódico Voz)
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