Duque pasó buena parte de su mandato, como presentador de noticias, dilapidando recursos, en su programa Acción y Prevención
El presidente Iván Duque Márquez, tras dejar el país descuadernado y sometido a catástrofes sociales, insalvables en el corto tiempo, deja por igual una huella inenarrable desde la ética pública, en su relación con el Cuarto Poder.
Precisamente en un reciente análisis sobre esa relación Gobierno Duque- Cuarto Poder, la Fundación para la Libertad de Prensa -FLIP- Organización no gubernamental encargada de hacer seguimiento a las violaciones contra la Libertad de Prensa en Colombia-, destacó la vanidad del Presidente y el deterioro de la libertad de prensa en el País, tanto si se ve, desde el amiguismo institucional, como desde la crítica independiente.
En este sentido, la FLIP, se refirió a la poderosa maquinaria de comunicaciones que instauró Duque para posicionarse y mantener el control de las mismas; realizando la segmentación del periodismo entre amigos y enemigos, recurriendo a un exagerado gasto de pauta oficial, llevando a cabo vigilancias y perfilamientos a periodistas, incluso, ejerciendo una mayor violencia y menor protección, en contravía de los mecanismos de protección a prensa.
A una semana de que termine el gobierno Duque Márquez, más allá de una valoración a su gestión y un balance de sus cuatro años de ejecutoria, la Prensa, desde una posición de crítica y autocrítica, debe evaluar la relación y los efectos de ésta, entre el Gobierno y los medios de comunicación.
La Fundación para la Libertad de Prensa, en su estudio, concluyó que “el presidente implementó una estrategia lesiva contra la libertad de prensa”. Se habrían gastado alrededor de 46 mil millones de pesos en pauta oficial como mecanismo de propaganda y posicionamiento de la versión oficial de los hechos, triplicando su equipo de comunicaciones sin escatimar gastos, incluso en la época de confinamiento con el programa ‘Prevención y Acción’.
Se categorizó a periodistas e influencers, entre “amigos y enemigos”, “positivos y negativos”, con perfilamientos basados en las publicaciones en redes sociales. Mientras que el Ejército, la Policía y el Ministerio de Defensa, perfilaron 30 periodistas a través de 21.000 horas de ciberpatrullaje, siguiendo 1.7 millones de direcciones IP (“Dirección del Protocolo de Internet).
Es de recordar, que desde los mandatos de Álvaro Uribe Vélez, la violación contra la Libertad de Prensa en Colombia, ha sido uno de los temas álgidos para el gremio de los periodistas nacionales. Donde la “vulnerabilidad de la Libertad de Prensa, aparece asociada con el espionaje ilegal y las extrañas judicializaciones por intereses financieros”
En su informe, la FLIP destaca que el Gobierno evadió sus obligaciones de proteger a la prensa, puntualizándose que: “En estos últimos años hubo un incremento de la violencia. Desde el 7 de agosto del 2018 hasta el 30 de junio del 2022 la FLIP documentó 628 amenazas contra medios y periodistas en todo el país, un aumento sustancial comparado con el cuatrienio anterior. También ocurrieron cinco asesinatos a periodistas por razones de su oficio, pero el gobierno no emprendió acciones contundentes para encontrar justicia. Sumado a todo esto, Duque fue indulgente con el episodio que se conoció en el 2020 sobre el espionaje contra la prensa”
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