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ELÍAS BECHARA Z: “SU ANTORCHA PRENDIDA”


Foto: El tipo fisonómico de Elías Bechara, retratado en la presente imagen, nada pudiera semejar a cualquiera otro de su núcleo genealógico, precisamente hoy, con otra sociedad diferente a la del.


Análisis: Hugo Buelvas Posada: MILENIO 2023


Las aguas mansas y lentas azul verduzco, brotadas por el Caño “Chimalito”, vertiendo a un costado de Ciénaga Grande, atravesado por el centro de Lorica; fueron, entre otras; las primeras escuelas para la enseñanza del muchacho de abarcas y pantalones de driles; ELÍAS BECHARA ZAINÚN.


Hacia las mañanitas sabatinas y dominicales, aproximaciones de sus tres años (1923), “Elicito” le llamaban sus tíos sirio libanes, al primero de los sobrinos con inclinaciones anfibias.

Su ferviente brío infantil lo mantuvo penetrante, incluso hasta 2013. Hombre de ideas positivas y avanzadas. Que al trasegar los años de joven, arañar los hilos de la ciencia, convertido en educador, filántropo, químico y bacteriólogo formado universitariamente en la Cartagena de los Coches y de las caminadas de a pie.


Elías Bechara Z, fue una persona proyectiva encaminada a la ciencia desde las aulas del saber y el aprendizaje. Su originalidad “turca” le era diferente a los demás. En él, cundía el sabor a pescado fresco y salado, a mote e queso, migajón de chicharrón, arroz e coco; guiso de pollo criollo, revoltillo de hicotea y sancochos de carné salá.


Todo ese matiz de folklore y cultura, oliendo a cáñamo mojado en chiqueros de puercos criollos, a cantos de gallos y cacareos de gallinas. Enjuagando el verdor primaveral de las tardes sinuanas, pegadas con el rocío de las noches. Entre alumbrar apagoso de lámparas loriqueras, gemía el furor a hombre del Sinú. Principales características de Elías.


Además de inclinarse enamorado de la ciencia, este “turcado” sinuanista, representaba emblemas de letrado, afabilidad, idoneidad, piedad, amor por el prójimo, atributos virtuosos que lo hacen enlodarse con el mundo “liberal”. Muy diverso a lo partidario, porque, sus modales cotejaban similitudes de “libertario”.


Pese ser oriundo de Lorica, tras respirar años en Cartagena y Montería, jamás pudo percibir correr las aguas encontradas entre: Caño Aguas Prietas – Ciénaga- Río Sinú y el Mar Caribe. Ya poseyendo el título fundador de la Universidad de Córdoba, como él llamaba a los estudiantes “Jaulas de Pájaros” , por intermedio de una caminata protagonizada a través de la Cámara Junior, e internarse sobre los espesos matorrales de la Ciénaga Grande; llegando a escapar del pelotón y junto a Pedro Hogaza Gracia, perderse por varias horas que, ni el trinar de pájaros y el siseo de las aguas negruzcas pudieron alertar a la tropa rescatista.


Sobre esas características giraba el talento Bechara Zainún. Formándolo un “aventurero”. Pues, su espíritu de aventurero le hizo crear invenciones altruistas. Entre otras, idear una madrugada decembrina, luna clara y subienda de pescados, inventar la creación de la primera universidad en su adorado Valle del Sinú.


De sus atribuciones generosas, razonadas por Elías Bechara, ninguna de su familia, pudo conocer los dotes del hombre valorativo y de armas tomar con tinos de romper récords, afrontar y enfrentar grandes retos de su vida de 92 años.


¿Por qué, un Elías de la antorcha prendida? Meros atributos a su hidalga sabiduría. Ya especializado en Bioquímico y Laboratorista de las universidades de México y Texas, ole la aroma de los claustros barranquilleros. Puesto ubicado en la Montería del saludo y la fumada de tabacos y cigarros en pipas, agradecido con su natal Lorica, pero sin conocer las entrañas de la Ciénaga, opta por fundar, el Instituto Agrícola de Lorica ITA.


Una coincidencia vivida, su primera novia, una muchacha del mercado loriquero, se llamaba ITA. Entonces, su nombre lo ayudó a conseguir un pescador viviente las 20 horas diarias metido en el río.


Hoy, diez años después de su muerte. De Elías, no es propicio recordar la ceración de la Universidad de Córdoba, surgida desde las aulas del extinto Conalco.


Sus recuerdos nos huelen aún a rosas germinadas de las jardineras de casas a orillas del otro Río Sinú. Momentos de que el boga maniobraba las canoas de los Padrón, los Feria, los López y Martínez, en donde años después, sus aromas siguen impregnadas en el ambiente desenfrenado.


Volver a mencionar o referirnos a la casta civilista de Elías Bechara Zainún, nos indica sabiduría, cariño, optimismo, esperanza, paz, ciencia y valor. Atributos jamás vistos y conseguidos en su familia. Cuesta demasiado retornar a sostener el peso social de este médico.


Entonces, “Bechara” hoy o ahora, ya no es el mismo de Elías. Razones obvias y expresar lógicas y razones. “Otro Bechara, por los actuales momentos circunstánciales, podría ser parecido a aquel, pero no igual”.


Y en una actividad fraccionada en la actual sociedad departamental cordobesa, desbocada en “vicios”, soñar en la perplejidad y nadar en aguas muertas de hecatombes, muy difícil, que, “otro Bechara cante” y revolucione las masas humanas.


Tardarían otros siglos, entre siglos, en conocer el mismo hombre de estilo emprendedor: ELIAS BECHARA ZAINÚN, que sólo él mantenga “LA ANTORCHA PRENDIDA”.


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