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“LAS MÁSCARAS” DE LA PERVERSIDAD Crónica 1ª


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Foto: Claro reflejo del poder colonial, con el esclavismo gestado por el “criollo” capitalista del Valle Zenú, evidencia la imagen fotográfica referente con los episodios actuales de la “Perversidad” del poder partidista, copando espacios territoriales y desangrando las economías regionales, por medio del dominio humano perpetrado en la sociedad.

Diesper y Diocelina, pareja de otomanos llegados al Valle Zenú, el colorido multicolor paisajista de atardeceres, iluminados entre rayos del sol y la luna; tras largo y complejo viaje, abordados en barcos, cruzando trincheras marítimas oceánicas; desterrados por las guerras del viejo mundo, son avisados a través de algunos primeros colonos, sobre las grandes riquezas naturales de la “Tierra Profanada”. Dando lugar a que, Martiniano, alguacil de los guaqueros emprendiera las narrativas del dominio inherente a la condición humana de la comunidad étnica.

El narrador que, se mete entre los espacios otomanos, comienza sus relatos de forma tajante, proponer una reflexión sobre el concepto de perversidad, según su acuciosidad de percibir el par de extranjeros, en que subyace en ellos de modo ineluctable en la noción personal, correlacionando sinónimo en latín de “máscara”. Lo que, al aparecer de la narrativa semejaba la figura del monstruo como imagen, síntoma del instante criminal que igual personifica lo infame o indigno que desvía la ley al corromperla. Todo el contexto guarda relación con la obra: “El Demonio de la Perversidad”, publicada por primera vez en julio de 1845 en Graham Magazine, una revista de Filadelfia.

Lineamientos literarios, bastante apropiados de aquella época en que, por la zona “medio –alto Sinú”, empiezan a llegar por los lares de la Aldea – Montería, los emigrantes franceses, mientras Diesper y Diocelina, toman rumbo al Sinú bajo, Cereté y las Sabanas. Cosas que hacen develar la narrativa de Martiniano por las rutas de la perversidad, generada por la gente europea. Esa concepción literaria se encadena con los modos del extranjero, por ende, principal corruptor del criollo sinuano y, amo de extensiones de tierras arrebatadas a los aborígenes.

Tal andamiaje lingüístico, se acomoda así, a “cada rostro, extraño o familiar, siendo una máscara”; cada declaración, clara u oscura, no oculta más que un sentido: la máscara del perseguidor y el sentido de la persecución. (Foucault, 2016, p.78).

Nuestro periodismo crítico, ciudadano e independiente, es fundamentado en esas premisas en que, siglos después de la colonización española, destructora de la naturaleza, el hombre primitivo y sus riquezas auríferas; comienza a operar el otomano y francés. El propósito de esta primera crónica “Las Máscaras de la Perversidad”, simuladas con “las máscaras del poder”, tinte novelesco, denotando el alto grado de perversidad protagonizada por el capitalista político, deteriorando casi el 100 por ciento la población departamental cordobesa.

La ética, ejercida en un periodismo diáfano y transparente, independiente a cualquier campaña electorera, en el momento actual, sobrelleva a considerar autoridad de relatar episodios abismales de la condición sufriente de lo humano, pudiendo fotografiar hechos del alma humana que habita en la conducta criminal: el espíritu de la perversidad.


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A partir de la presente publicación, mediante soportes bibliográficos, tomados de periódicos tanto locales y nacionales, proyectamos seguir relatando cuentos merced a las narrativas de Martiniano. Episodios sobre cuantiosos desfalcos de miles y billones de pesos. Una región territorial, como la departamental cordobesa, sitiada por la perversidad.

En la serie de informes estilo crónicas, se toman referencias narrativas respecto la invasión extranjera, a su vez siendo el protagonista, el perpetrador del crimen y el agente de la perversidad, del estado de locura del que parecen dar cuenta sus actos, igual que la insistencia casi obsesiva en justificar las razones de su actuar.

Cosas del ayer, con el de devenir hoy, moldeadas y caracterizadas por las mismas culturas. Para citar casos concretos, tomemos la historia de los 71 años departamentales. En que, el poder otomano continua intacto en el dominio del humano criollo, amalgamado con el otro criollo, identificado como capitalista y ambicioso del poder.

No obstante, referenciar la narrativa del guaquero Zenú, con asuntos inherentes a la convulsionada vida humana del ciudadano cordobés, pisoteado por el perverso o corrupto, cuyo texto muestra aproximaciones antropológicas, pero esencialmente ofrece aspectos de la “Etnicidad y el Nacionalismo”, dentro de pasajes novelescos.

Siendo pues, el comienzo de series estilo novelas, aunque arraigadas con la perversidad real permeada en el territorio departamental de Córdoba, donde se indican personajes de “los Carteles o los Clanes”, que año tras año, han venido defraudando nuestro departamento. Grandes culpables, los tres últimos gobernadores, apadrinados por perversos.

 
 
 

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