MOMPÓJ: BUSCA UN ALCALDE CON ALMA DE CIÉNAGA, CONCIENCIA SOCIAL Y CORAZÓN DE PUEBLO
- mileniolarevista
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Mompoj o Mompox, no solamente es recuerdos de historias, vividas o narradas. Es el suelo tropical humedecido y restregado por las andanzas diversas de tipos de gentes. Lugar por donde anduvieron el General Simón Bolívar y numerosos españoles.
CRÓNICA SOCIOPOLÍTICA: ALBERTO GARCÍA DELGADO
Maestro Consejero Mayor. Rescatista de Saberes y Sabores Ancestrales
Quisiera que algún día se eligiera, no solo un alcalde para Mompoj, sino un verdadero hijo de esta tierra, de este territorio (Mompo-Región) que vibra entre aguas y memorias sepultadas: El Mompox profundo, más allá del centro histórico (El Mompox colonial), ese que no se cuenta en los libros de historia sino que se navega, se camina, se huele, se siembra y se canta.
Un alcalde que no viva únicamente de narrar hechos históricos, sino que piense y sienta con la profundidad de quien lleva en su cerebro y en su sangre la importancia que ha tenido esta región para el desarrollo de la Nación. Quiero un alcalde untado de barro negro, no de corrupción.
Que haya sentido en la piel el sol de los Zapales y el frescor de la taruya en tiempos de creciente y que vemos pasar su recorrido hasta el mar. Que huela a ciénaga seca, a tierra mojada, a aguacero que cantan en los caminos. Que conozca los beneficios del buchón de agua, la taruya, y no lo llame maleza.
Un alcalde que haya andado por los caminos reales, esos que conectaban pueblos y corazones, y que ahora algunos han cercado para agrandar fincas privadas, dejándonos sin por dónde caminar.
Que haya navegado en canoa, en puqui-puqui o en un viejo jhonson, cruzando caños y ciénagas, de un pueblo a otro, como lo hacían nuestros mayores. Quiero un alcalde que camine erguido con dignidad, aunque el trabajo en la tierra le haya curvado un poco la espalda.
Que sepa dónde hacen vejiga las albarcas tres puntá, que haya tirado una atarraya, atrapado un barbu o una dorada, y que haya vivido la llegada a burro con yuca, bollos, maíz viche y pescado frito o ahumao al mercado de este pueblo de nuestros hermanos campesinos.
Uno que conozca el sabor de lo nuestro: las almojábanas calientes, el pan de queso, las carimañolas, los buñuelos de frijol cabeza negra, los bollos limpios y los de plátano, el palo con palo, los buñuelos de maíz verde... no como turista, sino como hijo de esta tierra.
No necesitamos un alcalde que use el cargo como premio heredado o comprado como una corona por sus papis o un corrupto, con sabor y olor a droga, para seguir saqueando lo poco que nos queda.
Necesitamos uno que se haya formado para servir a su pueblo, con humildad y sabiduría. Que tenga el valor de rescatar los valores ancestrales sepultados por el olvido y la indiferencia.
Que estudie la historia de verdad, no como repetición de fechas, sino con análisis crítico, memoria viva y compromiso ético. Que sepa algo de administración y, sobre todo, se rodee de gente que ame la comunidad, no de aduladores ni burócratas.
Necesitamos un alcalde que trabaje de la mano con el Gobierno Nacional para rescatar los ejidos, hoy cercados por los hacendados.
Un líder dispuesto a reactivar la agricultura, la pesca y la ganadería, sin negar la importancia del turismo histórico y religioso, pero convencido de que también debemos producir el alimento sano que brota de nuestras tierras: el maíz, la yuca, los frijoles, el plátano, el mafufo, el guineo y la ahuyama, entre otros.
En fin, un alcalde que impulse la reconstrucción del tejido social, que acompañe y facilite la organización de los Consejos Comunitarios Afrodescendientes y Originarios, que reconozca la pluralidad de nuestras raíces y la fuerza de nuestro presente.
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