Foto: Imágenes acuñadas en el espacio bautismal de la Catedral “San Jerónimo” de la hoy ciudad capital de Montería, identifican momentos claves de la Tormenta Solar entre finales de agosto y comienzos de septiembre año 1859; tomándose la aldea existente.
Tal registro histórico, evidencia el fenómeno natural que por espacio de 17 horas golpea el territorio aldeano, único en el Caribe colombiano. Puesto, el periodismo Científico MILENIO, 164 años después, ejecuta la primera publicación cabiendo para la escritura del libro “Historia Doble del Sinú”.
Ciento sesenta y cuatro años un mes; luego del voraz incendio destructor del 95% de las casas existentes por los “Cunas” (1783), la entonces “Aldea” Montería, es sacudida por la primera “Tormenta Solar” de las cinco grandes registradas en el Planeta Tierra en su historia. El fenómeno natural, ocurre entre los días 28 de agosto y dos de septiembre de 1859.
El día 28 de agosto aparecieron numerosas manchas solares, mientras los días correspondientes al dos de septiembre se declararon cuantiosas áreas con “llamaradas”. Según la ciencia, “fue la interacción más violenta que jamás se ha registrado entre la actividad solar y la Tierra”. Esa tormenta solar de 1859, conocida igualmente como evento ‘Corrington’, dada que el astrónomo inglés Richard Carrington por ser el primero en observarla, a partir de allí se considera “Tormenta Solar” más potente registrada en la historia del universo.
Primero de septiembre, año 1859, correspondió un día jueves del calendario colombiano. De acuerdo los cálculos físicos, ese jueves, decían los escasos adultos locales, “los rayos solares rechinaban menos fuertes o de poca intensidad”. Lo raro, una Aldea aproximadamente 2.970 habitantes regados o distribuidos entre el área central y periférica; la gran mayoría se encerró en sus ranchas, tras el temor causado por la intensa llamarada. Pues, la horrible tormenta caminó hasta el 73% del territorio universal.
Paradójicamente, el jueves 1 de septiembre 1859, “Tormenta Solar”, coincide la misma fecha, jueves 26 de febrero de 1998. Dos hechos naturales, dos épocas registradas en lapso de 99 años, para la historia del mundo humano “Montería Aldea” y “Montería Ciudad Capital”. Eclipse solar del 26 de febrero 1998, visto parcialmente por otras generaciones humanas monterienses, donde la luna oculta el 100% la luz del “astro rey” (el sol), sobre gran territoriedad de la ahora ciudad capital. Eclipse solar último en pasar directamente por Colombia.
Algo distinto, el jueves 1 de septiembre de 1859, la entonces geografía aldeana de Montería, el día presenta otras connotaciones geofísicas, cuando el Sol emite una inmensa llamarada. Detallar, solo 17 horas y 40 minutos después, la eyección tocó la Tierra con partículas de carga magnética de forma intensas. En término físico “eyección” es ejemplo (astronómicamente, expulsión por la tobera de un cohete de los gases originados por la combustión del propergol), este último, trata de “mezcla de sustancias cuya reacción genera gran cantidad de gases”.
Ese horrible día, jueves uno de septiembre 1859, sobre el territorio de la Aldea, el campo magnético o la magnitud vectorial en su módulo se deformó totalmente permitiendo de una la entrada de partículas solares hasta la alta atmósfera, provocando extensas auroras boreales e interrupciones de las escasas redes telegráficas, estando aún 164 años antes, poquísimo desarrollo, siendo contadas con los dedos de las manos, propiedad de los primeros franceses llegados anteriormente al sitio aldeano.
Siendo Montería sitio ubicado entre el Río Sinú, tierra, caños y arboledas embutidas en selvas y bosques tropicales; pese sufrir remesones fenomenales, se convierte en espacio histórico universal, al hallarse el “único registro” de la Tormenta Solar de la historia. Fue en el presente siglo 21, tras el trance “Ermita- Catedral San Jerónimo”, investigadores colombianos descubren ese primer registro histórico del evento “Carrington”, la tormenta solar más potente jamás registrada, ocurrida en 1859. (Fuentes EFE).
Documento encontrado, referente con el libro bautismal de la Catedral San Jerónimo de la hoy ciudad, precisamente un día del mes en que se conmemora las fiestas patronales de la ciudad. En él, se describe la tormenta solar y se muestran imágenes hechas a mano, referenciando las auroras provocadas por tan cruel fenómeno “como lenguas de fuego en forma de ‘S’ y cortinas que se mueven de un lado a otro”, testimonio de la Universidad Nacional de Colombia. Ese momento, las auroras penetran solo al Caribe, hasta Montería.
Pues, “el hallazgo representa el fenómeno de tal tipo más alejado de las zonas polares, en el cual típicamente tienen lugar las auroras producidas por la actividad solar de la época”, sostiene Santiago Vargas uno de los investigadores y profesor de la Universidad Nacional.
Para aquellos días año 1859, tratarse una Aldea la Montería antigua, no obstante moverse el eje geomagnético de la Tierra Sinú, de forma constante, por fortuna ese punto espacial presentaba una baja latitud, por cuanto el accionar de la aurora llegó más abajo, permitiendo observarla cerca al Ecuador, anotó un investigador.
En ese crucial momento, encontrarse la Aldea, mínimamente habitada, plegada de árboles y bosques, lejos del pito de carro o de cables, sin existir desarrollo tecnológico satelital, la tormenta no generó consecuencias graves en la escasa población humana.
Esa tormenta, su pico de intensidad, tanto en toda Europa y América del Norte (Estados Unidos- Canadá), provocó el colapso de los sistemas de telégrafos. Abarcando auroras desde Maine hasta Florida, incluso en la Isla de Cuba, puesto que capitanes de barcos exhibieron los cuadernos de bitácora la aparición de luces cobrizas cerca del cenit. Entre tanto, en Santiago de Chile y Concepción, igual, Madrid y Roma, La Habana y las islas Hawái, se vieron auroras a 40 y 41 grados en el hemisferio norte, en el Caribe y parte de Suramérica, a 33 y 36 grados en el hemisferio sur.
Respecto Montería, la latitud fue de 8º45’N. Del nivel Colombia. Informa el diario de Menorca. Ese mismo eje, se aprecian evidencias del ambiente espacial vivido por los escasos o pocos pobladores aldeanos; como para “Ripley”, lo de la tormenta solar de 1859; marcó significados socio históricos, válidos de resarcir 164 años después.
Foto: Corresponde al año 1921, imagen del diario “New York Times” , en que una tormenta solar, de las cinco más grandes del mundo; apagaba las luces de la ciudad de “Broadway , donde colapsó el sistema ferroviario provocado por el reguero de auroras. Donde en la ocasión, la tormenta neoyorquina alcanzó llegar a Europa.
Comenzando la era europea de los franceses en el Sinú, respecto el apogeo del saqueo de oro, la deforestación y la explotación maderera enviada a su continente; hubo coincidencias, entre el aldeano guarnecido en sus ranchos pavorosos por la tormenta; allá arriba o el sur, el peón de brega aserraba y buscaba el oro de las montañas. Los estacionados aquí, asomaban el rostro creyendo que el Sol salía detrás de la cortina de nubes.
La vista vivida los jueves septembrinos 1859 y 1998, por otra gente de la entones Aldea y Ciudad; tormenta y eclipse solar; son episodios inherentes de la aparición en el Sol, de un grupo diverso de manchas solares, precisas al momento de máxima actividad del ciclo solar.
De acuerdo los registros históricos hallados en la Catedral de Montería de las muestras de hielo, una llamarada solar de tal magnitud no se ha producido en los últimos 500 años, pese realizarse tormentas solares relativamente fuertes en un lapso cada 50 años ,siendo la más reciente el 13 de noviembre de 1960, hace 63 años hoy.
Cosa significante, el tiempo que permaneció la tormenta solar sobre la Aldea monteriense, el susto de pobladores, les obliga asomarse al entonces legendario Río Sinú, de mayor cobertura hídrica; observarse el cambio de la superficie del agua hirviendo, verse aparecer y desaparecer entre diez o quince minutos.
Claramente, esta congruencia coteja a nivel geofísico, dos clases de energía producida al núcleo solar por lo que pueda escapar del Sol y radiar entonces en todas direcciones.
La región aldeana, suele sufrir impactos de tormenta solar, en una época que, estaban bastante lejos las tecnologías, caso concreto, estaciones radiales, llegando décadas más tarde la primera “Ondas del Sinú”. Entre las transformaciones del ciclo por daños de corrientes continuas inducidas por las perturbaciones geomagnéticas; de existir en el sistema radial, distorsiones de las ondas de 50 0 60 Hertz o conocidas comúnmente: “ondas hertzianas” o el conducto del sonido.
De entenderse, Montería entre fines del 1948 al 2.000, tuvo diversas estaciones de radio módulo AM. Aparatos de radio y onda corta, que la tormenta solar, la radiación solo tardar máximo ocho minutos y medio en rozar la Tierra, pudo registrarse daños de frecuencia modulada de manera inutilizados, por ende, la energía de los rayos X calentarían la atmosfera alta de la Tierra. En todo caso, Montería es ejemplo de sendas historias. (Fuentes Universidad Nacional de Colombia, EFE e investigación MILENIO).
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