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MONTERÍA: ¿FICCIÓN O REALIDAD?


Foto: Estos escombros destartalados, son partes de ranchos escondidos, habitados por centenares de familias en la “Ciudad de Montería”, sufren todo el peso de la pobreza extrema. Donde se ven enfrentados a pagar las tarifas eléctricas, por solo encender por las noches, su única bombilla, y que, mensualmente cancelar hasta 80 mil pesos a la multinacional Afinia.


Análisis sociológico: Hugo Buelvas Posada

CAPÍTULO 2.


¿Qué significa pertenecer a una ciudad? ¿Identificarse con lo que en ella pasa? Respecto ambos interrogantes en los que, el reportero fluye su mente en engrandecer su pensamiento, desde hace largo rato, nos viene dando vueltas y vueltas. Pero, hasta sin hallar una mínima respuesta a tantos problemas, sufridos y soportados por el habitante de Montería, ciudad capital.


Mal, podría un habitante de una ciudad descarrilada en identificarse con ella misma, cuando, el gobernante, por supuesto, es un inepto. Ejemplo, no llegar a comprender de qué hablarse, entre uno y otro.


Son las razones de una sociología incógnita, sin esclarecer muchos problemas que agobian al pueblo asentado en estratos bajos. Ser el habitante pasivo por aceptar de manera configurada el espacio que sí permite la pertenencia y otra que no. Es decir, referirnos al ciudadano inconforme, pero hallarse atado a mostrar sus exigencias, dada la falta de confiabilidad con el gobernante de turno, casos que podían describirse sobre las circunstancias registradas actualmente en el entorno citadino.


Llegar el reportero a tropezarse con gentes de estratos Cero y Uno, en el espacio e interrogar donde se encuentra esa pertenencia, qué ambiente debiera darse para ser dado, cómo podría plantearse en caso para lograr conocer realidades; son las diversas particularidades de la geografía territorial urbana.


Contexto sociológico que sugiere al periodista situar sus preguntas desde otra perspectiva al señalar con la escritura y narrativa cómo lo familiar puede ser al mismo tiempo lo no familiar, inclusive, pudiendo convertirse en fuente de terror. Pues, sobre tales aspectos, vive año tras año, la sociedad familiar representada en núcleos de pobreza extrema en la ciudad capital, que nos ocupa en estos momentos.


Conveniente, escribir sabiendo contrarrestar la escritura de unos hechos reales en que, actualmente, la “Injusticia Social” abriga el 88,75% de la población estratificada entre el 1 y 2, de acuerdo con resultados de trabajos de campo realizado por reporteros de la calle.


Claro, siendo después de la presente lectura, y recoge el sentimiento de incertidumbre, tras lanzarnos a recorrer la ciudad, pero desde los sitios mayores deprimidos poblacionalmente, en procura de avanzar en el conocimiento de la certera problemática ciudadana. Caminando en dirección a los asentamientos marginales y vulnerables, solo acompañado por la fortaleza vital de cómo viven millares de familias; desatendidas durante todos estos 71 años de la “Ciudad Capital”.


Ese porcentaje, un espacio público obstaculizado, por toda clase de negocios callejeros, trayendo como consecuencias la alta contaminación medioambiental. Una ciudad sin gobierno y autoridad, no saberse cual ambiente debe darse al ciudadano, para que se proceda a marcar derroteros y plantearse un camino en lograr el estatus de ciudad, el cual no lo posee.


Es cuando el reportero llega a sectores extramurales, en las horas de la tarde, en que, ya el sol busca desaparecer y llegar la noche. Larga caminata de a pie, reparando el panorama en que, el zumbido de los carros alta gama hacen estremecer los cimientos de la tierra, temiendo ser atropellado bruscamente al cruzar un andén.


Entre tantas cosas, nos sentamos sobre un mocho de banca y la oscuridad comienza a cubrir los rincones, donde asalta otra serie de imágenes en donde la mente se nubla, hasta la realidad se desdibuja con la ficción donde todo ese espacio, de a poquito se vaya llenando de seres, los que, generalmente nadie conoce su procedencia. Pero, son parte de la gran masa humana hambrienta, conviviendo entre la pobreza extrema, hasta sin poder comprender su estado de miseria.


Ya pegándonos brisas sobre la cara, rascamos la barba, a la distancia corta, vemos una mujer repleta de angustia y terror. Entre paso y paso, nos acercamos, percibiendo un escombro de rancho, que sus paredes se desploman a pedacitos, metido entre matorrales. La mujer es “Albita”. Mujer de unos 65 años, oficio lavadora de los poderosos del norte, que solo le pagan por día laborado. Sin el llamado servicio Sisbén. “Una mujer, entre muchos vecinos, la que no referenciamos identificarla, por discreción ética.



“Albita”, el pedazo de rancho, lo calienta por las noches, alumbrándose con una bombilla de luz amarillenta, digamos una hora. Ella, la mujer, de origen desplazada por la violencia política del municipio, estrato cero, forma parte de la muchedumbre del 88,75% habitante de Montería, pagano de un caro y pésimo servicio eléctrico. “Albita”, la sorprendimos chorreándole lágrimas por el rostro, manos alzadas y gritando duro.


Nos acercamos, y en su estado de angustia, nos muestra el recibo eléctrico facturado por la multinacional “Afinia”, una suma de 80 mil pesos. Dándonos aliento de indagar otras casas cercanas, dichas facturaciones sobrepasan de los 150 mil pesos, estrato 1.


Así como, “Albita” y “Aureliano”, habita una población de aproximadamente el 75,6% en la ciudad de Montería. Que solo la multinacional Afinia, viene destruyendo la humanidad. Esa que no puede sufragar las altas tarifas eléctricas. Menos comprarse un plátano y poder alimentarse. Engrosando toda una sociedad a la caótica Inseguridad Alimentaria.


La facturación eléctrica, pagable máximo este 14 de julio, a usuarios de estratos dos, las tarifas sufrieron entre 250 y 340%, valores de: 180 y 340 mil pesos. Preguntamos, ¿qué hace o donde se encuentra la oficina de Superintendencia de Servicios Públicos, instalada por el gobierno nacional en Montería?


Sus funcionarios encargados de la protección y promoción de los derechos y deberes de los usuarios de los servicios públicos domiciliarios de: acueducto, alcantarillado, aseo, energía y gas combustible, para los departamentos de Bolívar, Córdoba, Sucre y Cesar. Saber el porqué, desde su operatividad de estos empleados, las tarifas de todos los servicios se han disparado enormemente. Pues entonces, solicitamos la intervención desde la Dirección General de la entidad en Bogotá, con fines de realizar severas investigaciones.




 
 
 

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