¿QUÉ ES EL PORRO, EN ESENCIA?
- mileniolarevista
- 30 jun 2023
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Foto: La participación de adolescentes y niños, bien sea actuando en bandas de músicos o danzas, en la conmemoración del 46 Festival del Porro, bien puede confundir más la abstracción de las costumbres culturales y folklóricas: en un pueblo llamado Pelayo, escaso de sus principales servicios públicos, una economía asfixiada y una actividad política incierta.
Análisis sociológico: Hugo Buelvas Posada: MILENIO 2023
Llegar, pisar sus polvorientas calles angostas y alargadas; beberse un sorbo de agua, saludar al amigo conocido, estrechar las manos, escuchar diversidad de melodías con la acústica aireada por los vientos, en las mañanitas y en los oscureceres; presenciar otras modalidades de desfiles, percibiendo el andar de niños, con el son de las piezas musicales; resulta poder comprender las dimensiones del llamado “Festival Nacional del Porro”, en el pueblo Pelayo.
Ese “comprender”, lo conservamos aún en nuestras mentes hace 46 años, desde aquella tarde soleada en que, un viejo músico pelayero comienza a sonar su trompeta, de manera inmediata, siendo acompañado por todo el instrumental.
Fueron momentos en que, Guillermo Valencia Salgado “Compae Goyo”, hizo incluir el primer foro didáctico en el seno del primer festival. De ahí para acá, hemos venido leyendo, estudiando y conversando con diversas personas entendidas sobre, ¿qué es el porro? Pero durante 46 años consecutivos, aún, los más encopetados “sabiondos” pelayeros han podido dar la correcta explicación sobre el origen del tema.
Podemos entrelazar la “sociología con la antropología”, ejercicio poco usado por el ducho sabiondo pelayero. ¡Caramba! Alguien, años atrás decía: “El porro no tiene origen”. Claro está, hubo un alguien que expresara la palabra o el vocablo “porro”. Su extensión lingüística, se debe al marcarse el sonido de “porrazo”.

En vida, Alexis Zapata, connotado sociólogo generalmente discutíamos referente al porro. Pareciendo lógica y razonable su creencia, hoy podemos dar casi por seguro que, el porro es un “sincretismo”. Dado surgir la mezcla de comunidades de razas, creencias y tradiciones distintas, dando lugar y espacio a una cultura híbrida.
Contextualizando tal concepción, para nada podríamos dudar, al conmemorarse el 46 festival del porro, en el pueblo Pelayo, que, “su originalidad nace de las actividades y costumbres ancestrales desde las épocas precolombinas, a través de los antepasados aborígenes Zenú, más allá de seis mil años, comúnmente aparejados con los primeros asentamientos humanos, sobre las riberas del Río Sinú. “El Porro no nace en Pelayo” es la gran noticia, en donde a partir de ahora surge un nuevo debate al interior del espacio sociocultural.
Ancestral dado que, desde aquellas épocas precolombinas, las gaitas primitivas (que eran el sonar de cualquier objeto por el aborigen) descendientes de las serranías (en el caso Sinú, las tres que arropan el territorio cordobés) se mezclaban con los tambores africanos. Esto de africano es otra invención del hombre moderno, debido a que, en el pre colombianismo, todavía no había llegado el primer negro a los valles del Sinú y San Jorge. Pues entonces, tal mezcla, cubría los sonidos sobre el territorio Sinú. Teniendo un especial desarrollo en todas las riberas.
Existe en la actualidad un algo de evidencias, entre la penetración de negros africanos por las costas cercanas al hoy pueblo Moñitos, distintos a los de la colonia¸que entre otras, en las aproximaciones del primer cuarto del siglo 19 (1818), con la narrativa de María José Alviar Cerón, socióloga adscrita a la Universidad Autónoma de Guadalajara (México), en su tesis musical, de que, sostiene ella: “el primer porro nace en ese país centro continental en las décadas de 1850, mitad de siglo.
Advirtiendo que, un farmacéutico de la Universidad de Guadalajara se percató de los trabajadores del grupo mezclaban las hojas y las flores de la marihuana con tabaco en sus cigarrillos. Bueno, nuestro concepto muy particular, sigue siendo el mismo, que “el porro no tiene origen”.
Tampoco podría ser una lógica que, tal nacimiento haya sido por la aparición de los primeros negros por las costas. Claro que, el africano solo apaleaba cosas en formas de tamboras. Y respecto el sincretismo, hay la anécdota sobre la virgen de Guadalupe en México, originalmente se trataba de una diosa de la Tierra Coatliecue. Tratarse de una leyenda o un mito.

Foto: Aquí en este desfile, se simboliza el origen del ballet, se remonta a Italia durante el Renacimiento, entre los años 1400 -1600. Aunque el recorrido realizado por las calles de Pelayo, observamos la cantidad de casas de palmas, en donde suele mezclarse el precolombianismo con la era postmoderna. Hoy, la danza cumple 462 años a nivel planetario.
Pues entonces, lo del término “Porro”, también podría catalogarse de un mito. Hallarnos de acuerdo con el estudio de María José Alviar, al referirse al modo de uso “Tradicional” del nativo o habitante pelayero, en relación vanagloriarse: “Soy Pelayero”, haciendo eco al nombre de una pieza en aire de porro palitiao.
Sostiene Alviar: El concepto de “lo tradicional” se constituye gracias a una suerte de sentido común en el entorno del sistema musical de las bandas de viento o pelayeras, en el área del Caribe colombiano. Afirmando, a través del análisis de los imaginarios sociales que se conforman alrededor del concepto, los cuales se observan como producto de los procesos de memoria del grupo, proponiendo a su vez, una caracterización de las maneras en las que la gente de Pelayo entiende y usa “lo tradicional” en sus discursos, para finalmente plantear que la multivocidad es muestra del principal interés que envuelve su existencia: la de crear y mantener vínculos sociales.
En el especifico caso de “lo tradicional”, nuestro criterio resulta que, “el pelayero, bien podría estar marcando una especie de “egocentrismo musical”, e irse o ligarse también respecto sus gustos, donde el egocentrismo es creer que lo que tú o alguien dice “va a misa. Igualmente, gustarnos cosas de estilo variado, más allá de lo cultural, racial u otro.
De otra parte, el mundo de la música interpretada popular, caso de las bandas, donde lo de “viento” queda grande, creerse ha sido el hombre pelayero, inventarse lo de “palitiao”, parecido al triptongo de vueltiaó, más bien estilos de creencias. Tras saberse que, la música es universal y un arte abstracta.
Considerando, hoy en día, el Valle del Sinú y el pueblo Pelayo, no poseen “musicólogos”. Comprender que los poquitos nacidos de la tierrita, se fugaron por ser desconocidos. Claro nos gustaría con algún músico, porque lo de “viento”.
Tratar “lo tradicional” de manera fundamental en el sentido común de que la gente observa la inquietud surgida en la misma comunidad, cuando hasta no poderse hacer definiciones concretas de significados de términos siendo difícil entenderse. Obviamente, existen razones por avanzar en conocer mejor la sociología del músico tocador de instrumentos para una agrupación como las bandas.
Importante conocer reacciones de profesores de la facultad de música de la Universidad de Córdoba, entidad que, también nos debe el aporte de conceptos en lo ambiental.
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