Habitantes de San Pelayo protestan por impactos negativos a sus comunidades
El cruce de la Doble Calzada “Ruta al Mar”, partiendo de Cereté y atravesando el corazón territorial de la Ciénaga Grande del Bajo Sinú, por lo que este proyecto vial quita 12.55 de la totalidad de 42 mil hectáreas del área lagunar, quedando solamente 28,45; de hecho sus consecuencias ambientales, económicas y culturales, vienen agravar el destierro del habitante cienaguero asentado sobre diversos sitios, entre corregimientos y veredas.
Una obra proyectada por parte del capitalismo y apoyado a través del saliente gobierno nacional, sin medir las graves consecuencias causadas por los impactos ambientales, no obstante las complacencias estatales y dirigentes políticos regionales, que creyendo generar beneficios a la sociedad, sólo ocasionan desastres socioecológicos y contaminaciones que atentan contra la salud, la economía y la vida del crecido número familiar.
A pesar de construirse buena parte del proyecto “Ruta al Mar”, hace aproximadamente tres años, el cual ha llegado a los linderos municipales de Cotorra y Lorica, sobre la vía derecha, por territorio o el área cenagosa, los trabajos están paralizados paralizados, incluso mucho antes de la pandemia, por dos razones:
De un lado, la intervención de una demanda judicial presentada por organizadores campesinos de la zona, lo que ocasionó modificaciones a la licencia ambiental debido a los daños contaminantes contra la ciénaga. Por otra parte, los concesionarios o pulpos capitalista de la Doble Calzada “Ruta al Mar”, quienes se rehúsan a cortar los trabajos y a hacer un desvío paralelo a la carretera tradicional a Lorica para continuar por la ciénaga, debiendo alterar los diseños de construcción de pilotes, pero alegan que esto traería un aumento de los costos calculados.
Es de anotar, que “La Ruta al Mar”, en calidad de proyecto vial, al hacerse estructuralmente estilo carreteras y al usarse el suelo perteneciente a ecosistemas, en este caso; Ciénaga Grande Bajo Sinú, la apertura de tales vías al igual que todas las obras de infraestructura y actividades humanas, de acuerdo con la ciencia ambiental, son causantes de efectos negativos sobre el ambiente, cuya identificación y evaluación es importante con el objeto de diseñar estrategias que eviten, mitiguen y compensen estos impactos.
Entre los efectos ecológicos más relevantes de las carreteras, pueden citarse algunos tales como: fragmentación de ecosistemas, dispersión de especies exóticas y disminución de las poblaciones de especies de flora y fauna nativa, alteración del ciclo hidrológico, cambios microclimáticos, producción de material particulado y de ruido, trayendo contaminación de las aguas y el suelo. Son entre otros, apuntes descriptivos del artículo escrito por diversos ambientalistas, académicos e ingenieros forestales.
Entre otros fenómenos de impactos ambientales, causantes de deterioros de la Ciénaga Grande, aparecen: tenencias de terrenos y pastoreo de ganado, acompañadas de escasez hídrica, extinción de especies faunísticas y florales, hasta el 90%. Toda una locomotora de actividades para cuidar la ecología del legendario complejo cenagoso, encierra una larga historia de luchas; para llegar el capitalismo causando desastres por medio de “La Ruta al Mar”, habiendo miles de familias asentadas en los ahora siete municipios subregionales, lo cierto es que destruye tanto las culturas anfibias, altas riquezas históricas y culturales, representadas en artes, música, literatura y folclore.
Ahora, posibilitando alternativas del desvío de la Doble Calzada, hacia la parte izquierda o la vía carreteable tradicional, pobladores de sitios de San Pelayo, se declaran en estado de alerta, realizando actividades de protestas con el fin de mantener la suspensión de la obra hasta nuevos acuerdos. Las violaciones a varios derechos fundamentales por parte de estas entidades a los habitantes de San Pelayo traerían consecuencias gravísimas como es el atraso y hasta posible desaparición de veredas y corregimientos, producto del empobrecimiento que a mediano plazo se vislumbra para pueblos como Sabana Nueva al que no le quedaría cruce peatonal ni de retornos a menos de 3 Km.
Lo mismo, o peor, sucedería con los centros poblados de Puerto Nuevo, Las Guamas, Providencia y el Chiquí. El casco urbano, su movilidad, el comercio, la idiosincracia y hasta la cultura sufrirían una debacle que al día de hoy lo podemos proyectar. “No nos dejaremos, estamos atentos y en pie de lucha acompañados de todas las comunidades, dirigentes sociales y miembros de la Administración Alcaldía Municipal San Pelayo desde ya hacemos el llamado a la #DefensoríaDelPueblo para que le haga seguimiento a esta situación. Las vías deben ser fuente de desarrollo y no de atraso"
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