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Hugo Buelvas Posada

Crónica: Guerras en el Sinú INGENIO BERASTEGUI



Dentro del marco de estos 70 años de vida del Departamento de Córdoba, la revista Milenio, desde una perspectiva económica y étnica del territorio, y bajo la lupa del periodismo socio-histórico e investigativo, aborda lo que significó el Ingenio azucarero Berástegui; al menos para tres de sus trabajadores, en el último ciclo de la bonanza azucarera, quienes contaron parte de sus historias cuando estaban cerca de cumplir, cada uno, los 100 años de edad.


En esta primera entrega, de una serie de crónicas sobre actos donde la violencia adquiere protagonismo en estas tierras del zenú cultural, lo que hoy es el corregimiento de Berástegui en el municipio de Ciénaga de Oro, fue un territorio con una importancia económica desde el punto de vista agroindustrial.


Contexto histórico


Hacía parte ese territorio, de la otrora encomienda “Zapalería de Bugre” (dicha encomienda abarcaba las áreas del Darién, Urabá y el valle del Sinú, hasta la boca del río del mismo nombre). Dicha encomienda y el territorio específico que hoy nos ocupa, perteneció hasta 1721 a Francisca Baptista de Bohórquez, quien había obtenido del rey de España el título de Conquistadora y Pacificadora de la Provincia de Urabá.


Cita el historiador cereteano Nobonazar Cogollo que “en el año de 1734 la encomienda Las Zapalerías del Bugre que formara parte del recién fundado San Antonio y las Ánimas de Mocarí, había sido entregada por disposición del Cabildo de la Villa de Santiago de Tolú al sacerdote español Tomás Gómez de Barragán”, éste, administraba la encomienda desde Lorica, donde era párroco.


Pero este predio, se convierte posteriormente en la Hacienda Berástegui (conocido como un gran ingenio azucarero), dado que Pedro de Berástegui se casaría con Petrona Barragán, una de las hijas del cura encomendero.


Por ende, en esta nueva oportunidad, debemos ubicarnos en el contexto social de los pobladores nativos y residenciados del sitio Berástegui, no obstante registrarse bibliografías y registros históricos que, hablen de fundación o primeros asentamientos humanos en la entonces aldea atropellada por efectos coloniales, hace alrededor de 310 años, mucho antes de sembrarse el primer plantío de la caña dulce, tras la traída de semillas a maneras de “nudos” procedente de Sincerín (Bolívar) y trasplantados sobre una enorme porción de terrenos de la referida Hacienda.


Berástegui y su peso político


La influencia de la casta política de los Berástegui, apellido que posteriormente la descendencia tornaría en Burgos, por haberse asumido el apellido de la matrona María Josefa Burgos, mujer del cura José María Berástegui, se extiende desde esos tiempos hasta los presentes, cuando aún personajes como Nora García Burgos y su hijo Marcos Daniel Pineda García siguen siendo exponentes de primer orden en el Partido Conservador.


Pero estas líneas, antes de girar sobre el presente o los actuales herederos políticos, gira sobre el momento histórico de la Hacienda Berástegui, desde donde se gesta o incuba parte de la idea independista de lo que hoy es Córdoba, del Departamento de Bolívar, que hoy nos sitúa con 70 años de vida administrativa.


Efectivamente, es de este segundo apellido de donde surge lo que en Córdoba se conoce como “la Burguera”, y en este contexto se sitúa Remberto Burgos Puche, “patrón” o “cacique”, y uno de los gestores de la segunda era independentista del Viejo Bolívar que viene a dar con la creación del Departamento de Córdoba.


Expliquemos lo de guerras


La ilación de lo que narramos en este escrito, se circunscribe a la serie de textos que hemos denominado“Guerras en el Sinú”, y que viene a ser una temática donde por igual abordamos otros hechos similares acaecidos en otros territorios del Departamento: “Ciénaga Grande Bajo Sinú”, “Betancí”, “Ayapel”, “Coralito”, regiones de Tierralta y Los Córdobas, entre otros. Territorios todos estos que han sido marcados por hechos violentos; ya porque a través de “guerras”, se ha saqueado el oro, expropiado la tierra, desecado humedales y/o explotado a trabajadores


Ahora, la abundante producción azucarera generada por el Ingenio Berástegui, no estuvo exenta de violencia y explotación laboral, si nos atenemos a testimonios de ex trabajadores, entrevistados por Milenio.


“Guerras”, expresión nacida de la conducta dirigida por los “mandones” del Ingenio Azucarero, referida al maltrato y ultrajes cometidos contra los obreros de diversos oficios y funciones, habiendo operadores de máquinas pesadas y cortadores de las varas de caña de azúcar. Claras torturas que, están circunscritas a una concepción feudal y esclavista.


La era esclavista de este feudo, comenzó en el año 1854, cuando en la Hacienda Berástegui, se agudiza el rigor de los “Oligarcas” en contra de los modestos jornaleros. La historia cuenta que, la agudización de esclavitud en dicho predio, se registra por tiempo de 28 años continuos (1854 – 1882) en que los trabajadores eran maltratados por sus entonces “amos”, una clara práctica heredada de sus ancestros encomenderos.


Francisco Burgos Rubio, nacido en predios de la Hacienda Berástegui, el seis de enero de 1865, se pone al frente de la misma, en una edad muy joven, cuando contaba con 19 años. Burgos Rubio, formado militar y político del Sinú, lleva a que este Ingenio produzca 180 toneladas de azúcar de buena calidad.


Pero a la par de la buena producción, el esclavismo parecía continuar su rumbo incontrolable en la Hacienda Berástegui, sede del Ingenio azucarero. El 18 de agosto de 1892, en plena zafra azucarera, al oficializarse la matrícula de aprobación de la Ordenanza 54 del Departamento de Bolívar, se atestigua que “Trabajador que cometía irregularidad era castigado sin piedad quedando amarrado con cadenas en los cepos”, así los trabajadores podían recibir golpizas por muñequeras, azotes con perreros y calabozos (atados de pies y manos) sin piedad alguna.


Igualmente los peones de Hacienda Berástegui, fueron marcados con hierro al rojo vivo, para poder ser capturados, si había algún escape. Cuando se fugaba un trabajador matriculado, lo buscaban por el hierro, y con la ayuda de perros bravos eran capturados y llevados a los calabozos, siendo amarrados como “cerdos” y en el camino seguían los azotes con perreros, quedando el obrero, algunas veces, moribundo.


La Historia contada en el siglo XXI


A finales del año 2005, del presente siglo 21, cuando la revista Milenio entrevistó tres de los trabajadores sobrevivientes del Ingenio: Aureliano Ricardo García Mendoza, José Dionisio García y Manuel Crescencio Vega, legendarios de la última bonanza azucarera, y quienes para ese año sus edades oscilaban entre los 90 y 94, fue revelador que contaran todas las crueldades de que fueron víctimas.


Los tres sobrevivientes de entonces, recordaban con dolor, rabia, pesar y nostalgia, tiempos en que, también sufrieron la opresión de los potentados durante la época de zafra. Época bastante terrible tanto para los obreros en todas sus modalidades, como para sus familias. Tiempos amargos vividos casi en las postrimerías de la zafra, especialmente por las familias García y Vega. Historias hasta entonces ocultas, contadas por Aureliano, Dionisio, Manuel, Crescencio, Estebana Soto Guzmán y otras personas. Ellos más que en carne propia vivieron la crueldad de los POMBO y los BURGOS.

Aureliano García Mendoza.


Esta historia cruel del Ingenio azucarero Berástegui, en esta primera entrega, tan solo describimos ingratos recuerdos mostrados por Aureliano Ricardo, José Dionisio y Manuel. Ellos a la par que nos entregaban sus testimonios mostraban en sus cuerpos secuelas de ‘accidentes’ de trabajo. Aureliano con dificultades para caminar, debido a fracturas en su pierna izquierda. José Dionisio también sufrió fracturas en sus piernas y perdió un ojo. Manuel Crescencio, perdió por completo su pierna derecha.

Sí, el Ingenio azucarero fue una gran empresa agrícola e industrial, que generó en sus últimos años, una cantidad de trabajo pago; y para algunos esto es lo que importa, y por eso cuando escriben no hacen alusión a la forma como se explotó a la gente, tal es la crónica que del Ingenio hizo y hace la historia oficial, por eso en estos 70 años de vida del Departamento, queremos desnudar esta otra verdad, circunscrita dentro de esta serie de “Guerras del Sinú”.

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