Por: LUIS MIGUEL PICO ROMÁN
Docente y Ambientalista
Es frecuente para muchos, confundir el concepto reciclaje con el de recoger y separar desechos.
Los que se dedican a estas actividades, erróneamente son llamados recicladores, no lo son.
La obligatoriedad del reciclaje, no es una buena estrategia pedagógica para construir cultura ambiental.
¿Qué nos debe dar mejores resultados?
¿Obligar o mover voluntades?
Reciclar es, someter materiales usados o desperdiciados, a un proceso de transformación o aprovechamiento para que puedan ser nuevamente utilizados.
Si recogemos y seleccionamos los desechos orgánicos de la cocina, los hacemos pedacitos pequeños y se los damos como alimento a las lombrices de tierra; éstas convierten esos desechos en abono orgánico. Su digestión, hace la transformación de la materia orgánica.
Las lombrices de tierra, verdaderos recicladores; los otros, recolectores, seleccionadores.
Construir cultura ambiental es, tener en cuenta que antes de arborizar la tierra, debemos arborizar nuestros corazones. Entendido por corazón arborizado: un corazón responsable , amoroso, voluntario.
Un corazón amoroso, mueve su voluntad para defender la vida que está seriamente amenazada.
Un corazón voluntario, recicla sin necesidad de que alguien con su autoridad obligue, porque el compromiso no es con el mandón, el compromiso es con la vida .
Recoger, seleccionar, reutilizar son necesarios.
Las lombrices de tierra, recicladoras aliadas por la defensa de la vida .
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