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JUAN B, TUS ANÉCDOTAS VIVEN

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Narrativa que,  muy seguro,  Cepeda, Gabo. Gossaín y McCauland,  hubiesen relatado al referirse a la  partida  final  del gran Juan B,

HUGO MIGUEL BUELVAS POSADA: DIRECTOR REVISTA MIENIO


El rato que nos confunde con,  “El Maestro” Gossaín.  Allí entre la  sala de redacción y su oficina andante.  Juan B, el popular acento personal. Hombre o persona de la estirpe ñera. El también popular “Nero” de la  etimología barranquillero.


Juan Bautista Fernández Renowitzky, en los pasillos de planta El Heraldo, fue un andante sin cupo.  A cada ratico se le veía sonar los pasos de pisadas menuditas y suaves. El humor de ñero empedernido, se confundía con el voceador clásico de La Chinita o Los Andes….He ral doooooooooo…


El adulto mayor barranquillero. El caballero vestido de ropa blanca, pantuflas de trapo bicolor, bien temprano mañanero; sentado sobre un taburete rústico, al pie de la terraza, leía hoja  por hoja El Heraldo. Recordemos a Papá Mingo.


Juan B, sus  labios le hacían brotar un chifladito,  hasta cansón,  siempre que escribía el final de su Editorial. El peinado, mostraba su  mítico camino rectangular,  pegado a  sus  entradas.

Su dedo índice de la  mano derecha, le  movía solo  al dar cada  pasito. Sonrisa de entre labios, la escondía al visitar oficina y departamento de ambas plantas. No mostraba  preferencia alguna, entre la  planta de trabajadores.


Hombre de oficio permanente del  periodismo. Se la pasaba  hablando de “Periodismo Caliente y Periodismo Frió”. Donde comparaba las dos  grandes épocas de la  prensa. La de tipos móviles, en que, el prensista usaba tarros de leche.  Comparar la  era actual de las  tecnologías.


Mocho Cano, era su fotógrafo estrella.  A Juan B, los  momentos vistos, bebía poca agua.  El  tinto,  algo  más,  por  la aroma Almendra.


La comparación de prensa fría y  caliente,  nos hace recordar al  gran ingeniero canadiense McLuand.   Tratando  sobre el tema de comunicación,  siendo entre llamadas por teléfonos e  información, lo de informar  hechos noticiosos.


Olguita, la  coordinadora del  periodico, Juan B, era poco conversador con la  Dama de  Hierro.

Carcajadas lanzaba  Juan B, aquel 6 de diciembre que no recordamos, cuando en su propia residencia, es asaltado por el Nene McCauland, mostrándole el escrito de su primera crónica “Las Velitas de Curramba”. Publicación que debía ser para un día 7.


Fue  el momento crucial para Juan B y Olguita, tener que  ordenar la  circulación del  diario  un 7 de diciembre. Nota de primera página. Esa vez,  la  venta del periodico se multiplicó de manera  proporcional.


Juan B, tuvo una vida larga, más de 99 años. Un ser pese a sus afanes informativos y económicos, no padecía de dolor estomacal,  menos  de  estrés. Hoy muerto, su memoria  sigue  intacta entre  los  mundos curramberos.


Todo un caballero caribeño. La vez que,  regresando de la  USA, siendo  Ministro de Estado, una  equivocación del piloto de avión  desvío de  repente a la  Ciudad  Habana.

Fue cuando Fidel, por sus  camisas  guayaberas  lo confunde  con  Gabo.


A nivel periodístico, muchas enseñanzas aprendimos del  ducho Juan  B. El era un  apostolado de la prensa.  Tener por agradecer, al entonces flaco “Valcas”, Guillermo Valderrama  Castro, presentarnos al  otro diario  El Heraldo.


Los  días carnavalescos. Cada mañana Juan B, se  presentaba  a la  puerta principal del periodico, abriéndole la niña Sonia,  perfumado  y luciendo  camisa   florida.


La Era Juan B. en  el entonces diario El Heraldo, deja hoy, compendios  de historias vividas dentro de sus tres generaciones y una década. Muchas  otras tantas cosas por registrar sobre  quien  fuese durante 99 años, el zorro Juan B.         

 
 
 

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