LOS HUESOS HABLAN: TRIUNFA LA MORAL
- mileniolarevista
- 9 jul
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Las imágenes simulan osamentas, aun esquirlitas de volúmenes en millares de toneladas, sepultadas sobre distintas latitudes de suelos del área territorial de Colombia. Contemos tal odisea a partir de las barbaridades de los colonos, en contra del nativo. Hasta nuestros tiempos.
Subrayar sobre “el hombre”, de seguros tiene nombre propio que, en publicaciones subsiguientes, serán reveladas a la basta opinión ciudadana. De lógica, no siendo el primero y último de la criminalidad nacional. Pero, sí, el de mayor visibilidad dada sus caracteres de hombre público.
1ª CRÓNICA: HUGO MIGUEL BUELVAS POSADA.
Llegar a la Colombia de 215 años este próximo 20 de julio, es considerar una serie de hechos en que, la ciudadanía ha permanecido atada por el inclemente sistema nacionalista. Permitiendo que, el otro o los otros. Unos cuantos o pocos, hayan sido los dominantes en la variedad de asuntos de El Estado Republicano.
A partir de la presente publicación, mediante el espacio Unidad Investigativa Milenio- UIM- el Consejo Editorial, presentará una serie incalculable de trabajos estilo Ensayos; enfocando diversidad de criterios de los oscuros pasajes de la Historia Oculta o Callada. Tiempos en los cuales, el país ha venido huérfano de: Moral y de Justicia. Incluso, encerrado sin conocer la verdad.
Cada uno de los trabajos de prensa, estará sujeto a conceptos personalizados de versados en Ciencias del Derecho Penal, asuntos de criminalistas, politólogos y escritores libres pensantes. Entre ellos, de los tres recientes siglos intercontinentales. El propósito fundamental de los ensayos, se encaminan a presentar entre décadas los diversos embrujos de aquellas personas señaladas “Miserables”, tras poseer una Moral Baja, para Víctor Hugo, caracterizan, avaricia, desvaloración, infelicidad y muchísimas pésimas conductas ante la sociedad generalizada.
Marcando mundos de rutas republicanas, sobre la historia Patria de 215 años, en que aún, el actual 2025, el concepto “ciudadano”, no sola Colombia, es una cosificación o alienación, imbuida al esclavismo colonial. Por culpabilidad de minúsculo y grupúsculos familiares, inferiores, imbéciles y criminales e indignos; hallarse muy por debajo de la MORAL de las masas ciudadanas.
Si el clamor hacia un país sostenible en igualdades humanas, nos comenzó a tropezar hace 35 meses, no obstante, su escasez de cambio estructural por un desarrollo transformador socialmente; la senda hacia enlaces progresistas tiende a vías continuadas. En tanto, cualquier desliz socio político electorero, sería el inminente colapso de un abismo sin precedente. Inclusive, hasta poder llegarse de manera inmediata a sufrirse el exterminio poblacional.
¿Y AHORA QUE SEPA SU PRECIO?
En el mundo humano la Moral, es una conducta virtuosa. Que cambia de manera dialéctica, de acuerdo cada procedimiento en la sociedad existente. El actual periodo de gobierno nacional, al proponer senderos claros evidentes de la historia oculta y callada; comienza el despertar del ciudadano durmiente, pasivo y confuso, ante el cobarde y mediocre imbécil. Circunstancias allegadas a que, 215 años después, “los huesos comiencen a hablar”.
Hoy por hoy. ¿Qué volumen de huesos han hablado? ¿Cuánto hace falta? La caterva de muertos infames e inocentemente, sepultada sobre el subsuelo de Colombia. Territorio el que, sobrepasan miles de millones de pisadas por las gentes distraídas ante diversos mundos; es apenas, una pequeña pista de la atrocidad criminal cometida por el “cobarde imbécil”.
“y ahora que el hombre sepa su precio. Que se ame, porque hay en él una naturaleza capaz del bien; pero que no ame por eso la bajeza que él mismo está. Que se desprecie por su sucia capacidad natural. Que se odie, que se ame; tiene en sí la capacidad de conocer la verdad y de ser dichoso; pero no posee una verdad constante que lo satisfaga”…
La presente contextualización, extraída de los Pensamientos de Pascal, evidencia el habla de los huesos. Nuestra referencia tácita, se centra hoy, en un miembro más de las gentes. Hombre oscurecido, desnudo de encontrarse perdido en las pasiones de su conocimiento; que el odiase en sí la concupiscencia, que tanto le suele mover, respecto que esta no le cegara al hacerse la elección ni la detuviese una vez la elección ya hecha.
En contra del individuo sentenciado ante el triunfo de la Moral y la Justicia. A la medida que se posee más luz, más se descubre la grandeza y la bajeza del hombre.
Que sea una especie de reflexión. “El común de los hombres. Los más elevados. Los filósofos asombran a los filósofos”
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