Foto: Salvatore Mancuso Gómez, de comandante de las Autodefensas Unidas de Colombia- AUC- a Gestor de Paz del gobierno nacional, Gustavo Petro.
PERIODISMO ALTERNATIVO
Hablemos de la guerra, en primer instante, tipo un enfoque filosófico. Entre texto y texto, aprovechemos hablar también de la paz. Siguiendo lo primero, la sabiduría afirma: “Todas las guerras son santas”.
Hoy lunes 24 de julio, siglo 21, la población colombiana, podría asombrarse, el por qué, Salvatore Mancuso Gómez, oriundo de Montería, Departamento de Córdoba, ha sido nombrado “Gestor de Paz”.
Entrando en el tema: “Mancuso fue comandante Paramilitar”. Sí claro. Pero, hay necesidad de saber, Colombia ejerce “la Justicia Transicional”, representada en la “Justicia Especial de Paz”- JEP. Organismo al que, el ahora Excomandante de las “AUC”, vía virtual, desde los Estados Unidos, decide confesar sus pecados.
Claramente la Filosofía al caso de la guerra, espacio al que permaneció Mancuso, le denomina:” Las armas tienen por objeto y fin de paz, que es el mayor bien que todos los hombres pueden desear en la vida” (M de Cervantes). Pues, “el supremo arte de la guerra es vencer al enemigo sin luchar”.
La Filosofía, como “madre de las ciencias”, reprochada por el capitalismo y la burguesía. Estando allí, la calificada Derecha colombiana; el término guerra, desde los antiguos pensadores afirmaban que el conflicto y la guerra son cualidades inherentes al ser humano. Sendos libros de historiadores griegos del siglo V, entre ellos, Tucidides, moldeaban este mismo tema que, 16 siglos después, el gobierno del progresista Gustavo Petro, vuelve a tales instancias.
Lógico, cada guerra es una destrucción del espíritu humano. Sobre esto, Henry Miller, novelista estadounidense afirmaba: “Ningún hombre es tan tonto como para desear la guerra y no la paz: pues en la paz los hijos llevan a sus padres a la tumba, en la guerra son los padres quienes llevan a los hijos a la tumba”.
Acaso estos años vividos entre virus chino “Covid y Pandemia”, por qué de los millones de muertes, el 96% es de clase pobre y adulto. Es una guerra mundial distinta a las dos anteriores, donde se usaron las armas. Para Nietzsche, “La guerra vuelve estúpido al vencedor y rencoroso al vencido”.
El nombramiento a Mancuso, coincide con la historia colombiana del siglo 19, cuando a su mitad, la reforma educativa de la época, enfatizaba aquella, “La Paz, via más apropiada para la civilización a través de la escolarización en toda la geografía del país”.
Registrando el cargo de “Gestor de Paz” al excomandante paramilitar, Mancuso Gómez, además se convertirse en un ejemplo lógico para sus antiguos “patrones”, por sus terquedades de creerse los texanos de las películas y mantener a Colombia en vivas guerras; también valedero asociar h hechos bárbaros “6402 Razones –Falsos Positivos”.
Respecto la guerra nacional, aún vivida gestada desde los aparatos electoreros, bien puede catalogarse como “El Lenguaje de los Huesos”. Tema que también moldea los acontecimientos registrados en “asesinatos” incontables, masacres, desapariciones forzadas, desplazamientos forzosos y toda una estela de crímenes de lesa humanidad. Cabiendo todo un andamiaje cruel, tales: “Hasta el veneno cala en los restos óseos con signos legibles para los especialistas”. Frase procedente de la experiencia forense respecto poder comprobar y saber si un abombamiento o fractura fue accidente u homicida o si los huesos fueron quemados”.
Dentro de las guerras colombianas, hasta donde no ha llegado el conocimiento del hombre por saber las verdades; en la misma dimensión literaria encontramos este relato: “Los huesos hablan y mucho, y hay que saber lo que dicen”, subraya Miguel Botella López, una autoridad mundial de la Antropología Forense, quien ha pasado por diversos países trabajando en procesos de exhumación de restos óseos para determinar más allá de la identidad cuales fueron las causas de muerte. Su trabajo le ha dado conocimientos suficientes para concluir que en procesos como los que vive Colombia donde hay más de 50 mil desaparecidos, no solo hasta identificar los cuerpos, sino determinar cómo murieron.
Botella experto mundial en antropología forense recomienda integrar las instituciones para explicar lo ocurrido en Colombia con los más de 50 mil desaparecidos que el gobierno pretende identificar.
Con más de 30 años dedicaos a la Antropología Forense, Botella López es el actual director del Laboratorio de Antropología de la Universidad de Granada, en España, también recorre el mundo capacitado a profesionales de la medicina, la antropología, el derecho y la sociología en el tema.
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