MOMPOJ ENTRE OLVIDO Y EXHIBICIÓN: AÚN MANTENEMOS LA LUCHA POR LA DIGNIDAD ANCESTRAL
- mileniolarevista
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ALBERTO GARCÍA DELGADO
Maestro Consejero Mayor
"Somos un Distrito en el papel"
Santa Cruz de Mompox sigue siendo un municipio de sexta categoría, aunque nos han rebautizado como Distrito Especial, en virtud a la Ley 1875 de 2017 que establece a Santa Cruz de Mompox como un Distrito especial, turístico, cultural e histórico de Colombia. Esta ley también establece que el distrito se regirá por la Ley 1617 de 2013 y demás normas concordantes; pero en la práctica, esa nueva designación no nos ha liberado de la dependencia política y administrativa del Departamento de Bolívar.
Somos un distrito solo en el papel, sin autonomía real, sin decisión propia, sin gobernanza de los nuestros. Nos han otorgado otro título para ostentarlo en las vitrinas, como uno más, entre los más de treinta que ostenta éste nuestro pueblo.
Un ejemplo claro es el llamado "Festijazz", una fiesta costeada con recursos de regalías —fondos que deberían beneficiar a nuestras comunidades— pero que es planeada y ejecutada desde Cartagena, controlada por la administración departamental, hasta en lo más mínimo. Lo mismo ocurre con el embellecimiento de calles, ferias, parques y plazas: todo responde a directrices externas, y no al sentir ni al interés de nuestras comunidades.
De Villa, municipio o distrito... sin poder real.
Pese a los títulos, no tenemos control sobre nuestro destino. De Distrito Especial no tiene más que la etiqueta. De independencia o autonomía municipal, muy poco. De provincia o villa, como insisten algunos nostálgicos del pasado colonial, apenas una sombra de los académicos.
Un territorio anfibio ignorado.
El 87 % del territorio momposino es agua. Y sin embargo, nuestros hermanos y hermanas rurales —los verdaderos habitantes anfibios de los 18 corregimientos ribereños— quienes soportan las crecientes y sequias de los rios-siguen sufriendo el abandono estructural del Estado.
Hoy más que nunca es urgente que el Gobierno Nacional y el poder jurisdiccional asuman el proceso de recuperación y legalización de los playones, baldíos o ejidos, tierras que pertenecen históricamente a las comunidades campesinas, pescadoras y ancestrales, territorios que necesitamos para los dos Consejos Comunitarios proyectados. No pueden seguir siendo ocupadas por depredadores ambientales que introducen búfalos que devastan los ecosistemas.
Identidad negada: una herida profunda.
Muchos momposinos, arrastrados por el legado colonial, han aceptado borrar o negar sus raíces afrodescendientes e indígenas. Se enorgullecen de un linaje hispano o árabe que fue, en muchos casos, el del dominio, la usurpación y la esclavitud. Desde esa negación, se vive en un ostracismo espiritual y cultural, refugiándose en santos, procesiones y nostalgias religiosas, mientras se desprecia o se desconoce la herencia africana e indígena.
Incluso el término "hombres anfibios" ha sido desplazado, reservado para los habitantes de los corregimientos(18) fluviales, cenagosos, mientras los cuatros (4) corregimientos carreteables intentan acercarse al área urbana, alejándose de su vocación agrícola y pesquera, que fue la razón de su existencia.
La economía del olvido.
Mompoj no puede abandonar su vocación natural ni su economía primaria: la agricultura, la pesca y la ganadería fueron por siglos la base de nuestra autosuficiencia. Vivímos aislados del resto del país, por mucho tiempo, pero producíamos lo que comíamos. Hoy, sin planificación, esa economía se está reemplazando por un turismo historico y religioso desenfrenado que, si bien deja ingresos, también borra memorias, reemplaza culturas y degrada el tejido social.
No podemos seguir viviendo de hechos históricos pasados y de la constante repetición de gestas coloniales, mientras se abandona la producción alimentaria local y se desconoce la labor del campesino y del pescador.
Rescate de la sabiduría ancestral.
En este territorio habitaron y aun existen sabedores y orientadores comunitarios, conocedores de las plantas medicinales, de los ciclos de la luna, del rezo a los "niños con ojos", y de la salud integral. Esa sabiduría ancestral, hoy casi extinguida, debe ser recuperada. Está viva, aguardando en silencio, aún en los patios, en los abuelos, en las memorias orales, en los rituales sencillos y en las casas de bahareques a orilla de las ciénagas y ríos.
La medicina natural, la espiritualidad territorial y el conocimiento de los elementos no son asunto del pasado. Son el camino para una vida sana, plena, coherente con nuestras raíces y con el entorno anfibio que habitamos.
UN LLAMADO A LA CONCIENCIA
Mompoj no debe seguir siendo un distrito para la exhibición turística ni un recuerdo embalsamado del pasado colonial. Debe ser una comunidad viva, activa, autónoma, diversa y anclada en sus raíces afrodescendientes, indígenas y campesinas.
El verdadero despertar comienza cuando dejemos de negar lo que somos, y reclamamos lo que nos corresponde: territorio, dignidad, historia y futuro digno.
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