PRIMER CARRO EN MONTERÍA: HISTORIA EN LÍNEA
- mileniolarevista
- 3 sept
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Aquellas historias doradas, dignas recordar 110 años, de la otra Montería vivida en tiempos distintos a nuestra época actual.
Fue entonces, existir en momentos de goces saludables, en ambiente tropical, adaptado a los instantes que, hace su arribo desde la otra aldea del Valle Sinú, Cereté, el primer Carro Word.
SOCIO ANÁLISIS DE LA HISTORIA: HUGO MIGUEL BUELVAS POSADA: REVISTA MILENIO, LA OTRA CARA DEL PERIODISMO.
El suelo de calidez tropical, del entonces año 1915, la Montería de escasas viviendas entabladas y de bahareques, pocas pero, coloquiales calles, empolvadas y barriadas, representaba otros mundos vivibles.
Esa antigua Montería, ya desgastada por rigores de la Colonia de España, entre otras más del occidente continental y americano. Protagonista de variadas épocas granadinas y republicanas, giró hacia las costumbres de los franceses, siriolibaneses y de cortes del Bolívar Grande.
Entre otros escenarios, también soportó crueldades de la etnia Kunas, incluso, hasta los tiempos presentes dentro del territorio geográfico Departamento de Córdoba. En donde, por inercia partidista, siente golpes del feudalismo (Burgos, Siriolibanés y la flamante Corrupción).
Montería, la esquina intermedia del sur bolivarense clasista e imperador, 74 años como ciudad capital de Córdoba, registra este 2025, 110 años de hallarse viviendo otros eslabones de historias partidas y poco contadas o escritas y hasta narradas.
Trascendental, uno de sus probos periodistas en el presente siglo 21, haga fluir el recorderis de 1915, que procedente de la hidalga Cereté, llegue por sobre pisos arbolados, el primer carro marca Word, revistiendo momentos inigualables de aquella aldea tropicalizada, tupida de bosques y bañada a través del legendario Río Sinú.
Tal aparato de bulla silenciada, exhibiente de rareza en el escaso habitante local, alrededor de 6.125 personas, regadas espacialmente sobre el globo terrestre, fuese traído y rodar por las pequeñas calles, entre trochas de tierras y los caminos movidos por los caballos apastados. Siendo entonces, Rafael Méndez Montes, el precursor general.
Carro adquirido en la época, por valor de 700 pesos, en colaboración de Jesús Méndez y Javier Pocaterra. Automotor, prendido desde las orillas del otrora Caño Bugre de Cereté por el chofer, Rubén Benedetti.
Capturar serie de imágenes, 110 años antes, cotejar diseños a nuestros ciclos, significa involucrar tiempos y espacios caracterizados en tres generaciones humanas exactas. Percibirse el fluir de las tormentosas aguas del Sinú. Lo más destacado, la travesía terrestre circundada entre Cereté y Montería. Solo ocupada en espacios cortos, fijaba otros panoramas muy distintos a los de hoy.
Tal primer carro, transportado en un vapor por Rubén Benedetti, partiendo desde Cereté, deja el Bugre y enrumba al Río Sinú, hasta el antiguo puerto Garzones. De Ahí, la gente pueblerina tabacalera, entre bullas despide el automotor vía terrenal hacia la hoy ciudad capital.
Benedetti, haciendo unos cortos desvío, contiguos a Mocarí, cumula algunos lares de la mítica Isla de los Muertos, sitio que en 1819, mes de septiembre marca la historia al caer abatido, el español y Capitán Meyer, viniendo perseguido desde la plaza de Chimá por criollos, tras cruentos combates durante la Reconquista.
Las tres primeras fotografías de portada, destaca el instante caballaresco en que, el chofer Benedetti hace arribo por sobre los terrenos de propiedad del entonces gobernador del Viejo Bolívar, Lázaro María Pérez Ucrox, en el periodo, 25 de enero de 1925 al 6 de noviembre de 1926, nacido en Cartagena en 1858 y muerto en Montería 1932.
Idear 110 años, que en 1915, Montería aldea, poseía el mismo clima que el actual nivel ciudad capital, sobre el 99,99% mayor de carros rodando por suelos urbanizados. Una diferencia climática 11º grados centígrados mayor a los 28ºC de entonces, tiempo cálido tropical de sabana (Aw), caracterizada por temperaturas elevadas, una estación seca y otra de lluvias, pese ser más cálido en ciertas épocas.
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