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RECONSTRUYENDO LA HISTORIA DE AYER: ESCRITORES CORDOBESES EN MILENIO

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El presente 2026,  constituye plasmar otros criterios adherentes a la historia republicana de Colombia, de 215 años y seis meses, conveniente interesarnos más sobre la literatura nacional, pero hoy sobre todo, iniciar por las escrituras y  narrativas del suelo departamental de Córdoba.


Tan importante que, las actuales generaciones humanas sepan e interactúen paralelos a la historia significativa del Sinú y Córdoba. El mismo suelo aunque de manera diversificada. El principal objetivo  consiste en realizar series de publicaciones  de escritores idos a otros mundos, pero, siguen impregnados entre la sociedad, a  través de sus  obras literarias.


El turno primero es para, RAFAEL YANCES PINEDO, persona dada a nuestra amistad y afectos de causas sociales, entre asuntos rebeldes,  por la  defensa natural y  humana de la región seccional.

TOMADO DEL LIBRO: LA HISTORIA NO ES TAN MENUDA: “LA FIESTA DEL VOTO”.

 

m Paradójicamente, dizque la  democracia es el peor  sistema político, pero no hay otro mejor.  La frase se atribuye a Winston Churchill, y  quien sabrá el  nombre del autor. Hubo democracia griega, con voto y veto, de la cual  estaban incluidos los  esclavos. Así que los grandes definidores hubieron de definir,  seguramente el gobierno del pueblo y por el pueblo.  (A propósito o sin propósito,  el general De Gaulle dijo que la vejez es un naufragio. Refiriéndose  a la traidora  ancianidad del mariscal Petain. Poco después un cazador de gazapos descubrío que la  frase la pronunció Chateubriand, y ahora  dicen que salió de los  labios del latino). Dentro de algunos  días, la democracia  colombiana “demostrará su madurez”, en las  elecciones intermedias. (De mítica, dice  el  coronel Mosquera.  Porque así califican  a los agricultores  una cosecha pequeña, entre dos grandes).

 

Habrá sufragantes y electores. Los primeros somos  todos los mayores de dieciocho años, y los demás, todos los demás. O sea los pocos que manejan la .opinión pública, con los medios de comunicación y  tantos  etcéteras. Vamos a estrenar la reforma  electoral,  con  todas  las ventajas para quienes se ocupan  en  esos  menesteres. Teneos en ese tejemaneje, de las listas de sufragantes, de las  inscripciones, de los registros, de las actas, de las papeletas, de los escrutinios de  las urnas repletas de papel recortado, se pusieron de acuerdo, para que siga la fiesta. La fiesta del  voto, como dicen los campesinos. 

 

Al recordar un domingo sin mercado, paro de buses, pasteles, ron blanco, banderas rojas y azules, abarcas nuevas, camisetas  estampadas, abrazos de Miguel, sonrisas de Amaury, consignas de Germán, promesas del “Chema”, ofertas de Edmundo, silencios de Héctor, esplendor de Magola. Somos una democracia representativa. Elegimos los sufragantes,  a unos electores, para que  nos representen durante  uno y varios periodos. Somos mandantes que otorgamos poder a unos mandatarios, para que  nos manden, nos apliquen el derecho de gentes, consuetudinario, oral, impreciso, arbitrario.

 

¿Pero, que saben los campesinos de esa fiesta? Casi nada. No es auténtica, folklórica, vernácula, precolombina.  Al azar,  encontré  las actas de las cincuenta (así) constituyentes convocadas,  reñidas, debatidas y  clasificadas, para decretar las felicidades de los colombianos. Uno de los constituyentes,  el liberal,  propuso el voto restringido. Limitado  para las personas  que  supieran leer  y  escribir y que tuvieran una  renta  anual de 500 pesos.  Otero,  el conservador del  Statu quo, reaccionó…” la instrucción o la riqueza, no son principios morales ni títulos intrínsecos de ciudadanía  y  solo  tienen valor en   cuanto se  subordinan al superior  criterio que  exige en el ciudadano   recto juicio e  independencia para votar. Conferir exclusivamente a los propietarios  el  derecho de votar,  porque pagan contribuciones  al   Estado, es ver en  el Estado una entidad moral para invertirla  en  compañía  de accionistas, y  atribuir  únicamente esas funciones  a los que sepan  leer y escribir, como si esta circunstancia envolviera virtud  secreta, es incurrir en una superstición.

         

Y sigue  la discusión, alguien propuso  una fórmula, intermedia o   radical: la gradual pluralidad de votos, ¿cómo así? Sencillamente,  por la  edad un voto.  Por el saber leer y escribir, otro. Por el grado de primaria, otro.  Por el diploma de bachiller,  otro. Por una profesión universitaria, otro.  Por una especialidad, otro. Por  un  masterado, otro. Por un pehache, otro.  Por el matrimonio y  la paternidad, otro. Por la calidad de propietario, otro. Por la contribución en obras sociales o en investigaciones científicas,  otro.  

Por haber publicado un libro, otro.  Por dominar otro idioma, otro. Por haber ocupado la  Presidencia de la República, otro.

 

Por esos  tiempos, en el  siglo pasado, o de las luces, a ningún contribuyente se le ocurrió proponer el  voto femenino. “La mujer es loco fillae”. Seguramente hubiera firmado cualquiera  de los reformadores. Aplicando entre nosotros el  voto acumulativo, o la gradual pluralidad de votos, el  doctor Rodrigo Negrete votaría doce veces más que  Temístocles  Hoyos. Don Pío Márquez votaría siete veces más  que Nel Martínez. El doctor Jorge Dumar Otero votaría, diez veces más  que Rafael María Layo Sepúlveda. El doctor José Pupo Jiménez votaría seis veces más que don Marco Jayk Echeverry. El doctor Alfonso Méndez Lemaitre, votaría siete veces más que don Benjamín Herrera Santos.

 

Comentando  la propuesta del voto múltiple, sobrellevado  por una sola persona, otro constituyente manifestaba, es digno de notar que todo  sistema de sufragio amplio lleva  en la práctica aunque la  ley no  lo diga la aplicación  del voto múltiple. ¿Qué otra cosa,  sino voto múltiple, es la influencia que ejercen sobre sus servidores y dependiente el hacendado o el empresario, o la que tienen el periodista o el profesor sobre sus adeptos sus adeptos y parciales?

 

Y aceptando el sufragio popular, hay que admitir como legítimas  tales influencias, mientras se mantengan dentro de sus términos y no recurram  al dolo ni a la violencia, porque no sería dado suprimirlas sin suprimir  el  sufragio mismo. Así habló el señor Caro en la sesión del primero de junio de 1886, del Consejo Nacional de Delegatarios, que  convocó el doctor  Nuñez Moledo. Y  cabe preguntar. ¿Qué es el clientelismo?

 

Análisis: Tras largo tiempo, la historia socio político –electoral – antes de cambiar en mejorías, suele contemplar peores y cuestionables situaciones. No verse por lado alguno, cualquier solución para el 2026. MILENIO.  Hugo Miguel Buelvas Posada: Director General.

 

 

 

 

 

 
 
 

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