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VEREDA MOCHILA: 100 AÑOS EN ABANDONO TOTAL

El concreto de la carretera y algunas bombillas, es lo único que los pobladores de la Vereda  Mochila, suelen conocer.  Han sido 100 años de intensas calamidades viviendo sin que se conozca una gota de agua por redes de acueducto. Explicaciones dadas por el vecino de  mayor  edad. Néstor Bru. 

CRÓNICA: HUGO MIGUEL BUELVAS POSADA:  MILENIO 2024. 

Corría el año 1924, en los amaneceres del domingo 8 de diciembre, el frío veranero pegaba fuerte sobre las camas de palo y de lona. Los rayos lunares se colaban entre los claros de la  arboleda tupida. Jorge Corcho, se levanta por ladridos del  perro mocho, asustándose cuando los únicos  8 gallos cantan a la vez.


Jorge Corcho, para esa fecha esperada del día de la virgen de la Concepción, en medio de la  oscuridad,  tanteando los  cachivaches de oficios agarra el rollo de pitas, va al fogón de leña, busca la  ollita de barro y prende fuego donde hace el café tinto. Al corchero le era extraña la demora por amanecer,  no obstante  la  repetidera de los cantos de gallos.  


Corcho brizaba entonces 65 años, al parecer llegó al paraje procedente de pueblos cienagueros cerca a Cotorra.  Tiempos entonces que, el hombre de campo atinaba la  hora por el cantar  de los gallos.  Aunque, esa madrugada decembrina  los gallos cantaban seguidamente.  


En el territorio ubicado sobre las faldas de serranías, vivían tres familias de casas cercanas.  Otras retiradas, pero formalizando una comunidad de amigos, entre otros: José Méndez y Hugo Barrientos.  


Inicialmente, finales del siglo 19, el sitio, hoy siendo una vereda crecida familiarmente, le  llamaba  San José del Totumo, debido a existir mucha palería a  su alrededor. Jorge Corcho,  pudo arribar al sitio unos  18 años antes.  


Las facciones de Corcho eran mestizas de color trigueño. Su oficio era confeccionar mochilas. La suya solo era  para guardar la comida durante la faena laboral del campo.  


Ese domingo 8 de diciembre de 1924, se le tiene como día de fundación a la vereda Mochila. Siendo, Corcho,  Méndez y Barrientos  quienes se  inventan la primera noche de fandangos con fines de conmemorar  la religiosidad de la  virgen. Siendo 16 años después del primer festejo de la Concepción en  el pueblo Los Garzones, imagen ya  en márbol traída del extranjero por los  hermanos  Rodríguez. 

Bien temprano del domingo 8 de diciembre,  el trío humano, inventa la realización de riñas de gallos finos desde los patios y la primera  noche de fandangos. De allí surgió el nombre Mochila al caserío que  era llamado San José del Totumo.  


Han sido prácticamente 100 años a cumplirse el próximo 8 de diciembre, de historias complejas poco entendidas  por los ahora aproximados 180 habitantes distribuidos en casas de bahareque y concreto, callecitas  angostas, pegadas a la carretera a Tierralta.  


Una comunidad humana centenaria, sin una gota de agua de beber, territorio destapado e intransitable. Una lata de agua extraída de pozos artesianos cuesta dos  mil pesos. El  servicio de luz eléctrica deficiente. Niños  y  niñas, sin acceso a la escuela. Viéndose obligados caminar  de  a pie muchos kilómetros para hallar un aula escolar, 


La vereda Mochila, dista en carro unos  25 minutos de la  ciudad capital de Montería.  Hoy por ejemplo, Néstor Bru, rayando los 76 años, denuncia no haberse recibido un  solo ripio de palma en  los 100 años por gobierno o  político alguno. 


“Sepa bien, el sombrerón antes de elegirse  gobernador, nos  prometió, al subir la callecita principal sería convertida en placa huella. Pasaron los años sin más volver  por  Mochila”. 

 

 

 

 

 
 
 

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